Rammstein derrite el silencio con fuego y metal

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Hay tipos de silencios, como cuando uno es obligado a callar y no queda más que resignarse. Pero hay otros silencios: esos que van calando por el cuerpo hasta que desembocan en un grito; esa espera no es incómoda, sino excitante. Pasaron casi tres años para que Rammstein provocara la segunda de estas experiencias a 65 mil personas que acudieron anoche al Foro Sol. La pandemia retrasó la visita de los alemanes, por eso a las 20:30 horas hubo lágrimas provocadas por la euforia, mientras se cimbraba el suelo y las gradas con el primer estruendo que sucedió al baterista batería de Christoph Shneider.

A los aficionados los sorprendió una llamarada de fuegos artificiales que iluminaron sus rostros de bocas abiertas, expresivos en plena bulla. Todo fue ganancia con los riffs de la guitarra eléctrica de Richard Z Kruspe y en aparición de Rammstein a plenitud. Till Lindemann, el vocalista, gritó “México” para acabar definitivamente con el silencio de una larga espera, es en la que hubo cierre de espacios, muchas pruebas de Covid-19, incertidumbre y hasta pérdidas. Un fan llamado Marco acudió acompañado su esposa, con quien ha coreado rolas desde la prepa, para mostrarle a su hijo que esa música, con este show no tiene comparación: “Siempre he ido a festivales de metal y quería traer a mi familia a qué conocieran la experiencia. Se acabó la espera”, dijo.

Un monstruo despierta
Con temas nuevos como “Armee der tristen” y “Zick Zack”, los alemanes afianzaron el show, seguido de otros como “Links 2-3-4”, que hizo marchar en unión a muchos fanáticos como las hormigas que salían en su video para acabar enemigos.

Su icónica canción “Sehnsucht”, pese a ser una de las primeras, había llevado a todos al clímax, mientras que los corazones ardieroncon el éxito “Mein herz brennt”. Luego vino un guiño de finales del siglo pasado, cuando lanzaron su famoso disco “Sehnsucht”, Till salió con la cara y las manos pintadas de blanco, así como los guitarristas Paul y Richard; los tres portaban un traje negro similar a un uniforme militarizado que los hacían ver como un líderes que dirigían a miles de personas para que los siguieran a su voluntad. Mientras que el baterista Christoph y el bajista Oliver sin camisa deleitaron la pupila y el tecladista Flake lució uno de sus famosos trajes brillosos de colores. En México decidieron colocar seis torres de 21 metros de altura aproximadamente que estuvieron dedicadas a lanzar pirotecnia durante su presentación. Mientras que el escenario contenía millones de luces de todo tiepo y cuatro estructuras circulares de iluminación. El fuego que fue un elemento esencial; durante el tema “Puppe” salió una carriola gigante de acero cuyo interior ardía en llamas y en “Rammstein” la espalda del vocalista emanó fuego. En el éxito “Mein Teil” no pudo faltar el caldero gigante que “cocinó” al tecladista, mientras que Till sorprendió cubierto de sangre con un mandil carnicero.

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