El desempeño de Irving fue extraordinario, mostrando su habilidad para anotar desde diferentes rangos y situaciones. Sus seis triples y sus elegantes bandejas fueron especialmente destacados, ganándose incluso aplausos de los aficionados de los Nets, quienes al principio lo recibieron con abucheos. Este cambio en la reacción del público es un testimonio del talento y la capacidad de Irving para cautivar a la audiencia con su juego espectacular.

Por su parte, Luka Doncic, la estrella de los Mavericks, también tuvo una actuación destacada, anotando 35 puntos, capturando 18 rebotes y repartiendo nueve asistencias. Su versatilidad y habilidad para contribuir en múltiples aspectos del juego lo convierten en un jugador clave para los Mavericks y un rival temible para cualquier equipo. El tándem de armadores formado por Irving y Doncic fue clave en la victoria de los Mavericks sobre los Nets. Ambos jugadores se destacaron en la segunda mitad del partido, intercambiando triples y liderando el ataque de su equipo cuando los Nets intentaban hacer una remontada.

El hecho de que Irving haya brillado en su regreso a Brooklyn, enfrentándose a su antiguo equipo, agrega un elemento adicional de drama y narrativa a este encuentro. Su capacidad para mantener la compostura y rendir a un alto nivel en un entorno tan cargado emocionalmente habla de su mentalidad competitiva y su habilidad para desempeñarse bajo presión.

Irving, quien le sigue a Vince Carter en la historia de la franquicia con sus 14 juegos de al menos 40 puntos, estuvo cerca de conseguir uno en contra de Brooklyn tras una ausencia de seis encuentros a causa de un tirón en el dedo pulgar derecho durante la victoria del lunes en Filadelfia.

Mikal Bridges sumó 28 unidades y Royce O’Neal obtuvo 18, para los mermados Nets, quienes acortaron un déficit de 23 puntos a un parcial de 107-101 con aproximadamente 5 minutos por jugar, antes que Irving atizara dos triples consecutivos para una diferencia de 113-101.