Es importante destacar que el año anterior, en 2021, Pemex ya había registrado un alto nivel de emisiones, alcanzando la alarmante cifra de 71.1 millones de toneladas. Del total de estas emisiones directas, poco más del 68% correspondieron a CO2, mientras que cerca del 32% fueron de metano, y tan solo el 0.04% a óxido nitroso. Estas estadísticas reflejan la urgente necesidad de implementar medidas efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente en una entidad tan importante para la economía mexicana como lo es Pemex.

La magnitud de estas emisiones plantea desafíos significativos en términos de sostenibilidad y mitigación del cambio climático. Es crucial que Pemex y las autoridades correspondientes tomen acciones concretas para abordar esta problemática, incluyendo la implementación de tecnologías más limpias y la adopción de prácticas más sostenibles en sus operaciones.

Además, estas cifras resaltan la importancia de una mayor transparencia y rendición de cuentas en relación con las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de las empresas, especialmente en sectores tan prominentes como el petrolero. La sociedad civil y los organismos regulatorios deben jugar un papel activo en la supervisión y el control de estas emisiones, garantizando que se tomen las medidas adecuadas para reducir su impacto ambiental. Las emisiones de dióxido de carbono equivalente (CO2e) de Pemex durante el año 2022 presentan una distribución detallada en cuanto a su origen. Según el Informe de Sostenibilidad, aproximadamente el 36.2% del total de emisiones, que equivale a 25.0 millones de toneladas de CO2e, proviene de la quema de combustibles en diversos equipos de combustión, como calderas, calentadores a fuego directo, turbinas de gas y motores de combustión interna, entre otros.

Por otro lado, un significativo 48.6% del total de emisiones, equivalente a 33.5 millones de toneladas de CO2e, se originó a través del envío de corrientes a quemadores de desfogues, incluyendo tanto desfogues rutinarios como no rutinarios y de emergencia. Esta práctica representa una parte considerable de las emisiones de la empresa estatal.

Además, se identificaron 10.4 millones de toneladas de CO2e, que corresponden al 15.2% del total de emisiones, como resultado de venteos y otras emisiones fugitivas. Estos datos proporcionan una visión más detallada de los distintos procesos y actividades dentro de Pemex que contribuyen a su huella de carbono y al problema del cambio climático.

Es importante destacar las observaciones de Ana Lilia Moreno, coordinadora del programa de competencia y regularización de México Evalúa, quien señala que, si bien Pemex ha establecido un comité de sustentabilidad con el objetivo de reducir sus emisiones, hasta el momento las acciones y planes específicos de acción han sido insuficientes. Esto subraya la necesidad urgente de que Pemex intensifique sus esfuerzos y adopte medidas más efectivas para abordar esta creciente preocupación ambiental.

¿Qué medidas adicionales consideran que Pemex debería implementar para reducir las emisiones provenientes de la quema de combustibles y otros procesos industriales?

Pemex podría invertir en tecnologías más limpias y eficientes para la quema de combustibles en sus equipos de combustión, como calderas y turbinas de gas. La actualización de estos sistemas podría ayudar a reducir las emisiones de CO2 y otros contaminantes atmosféricos.

Implementar programas de mantenimiento preventivo y correctivo en sus instalaciones industriales para garantizar el funcionamiento óptimo de los equipos de combustión. El mantenimiento regular puede mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones asociadas a procesos industriales.

Promover prácticas de gestión de la energía más eficientes en todas las operaciones de Pemex. Esto podría incluir la optimización de los procesos de producción y la identificación de oportunidades para reducir el consumo de energía y, por ende, las emisiones de gases de efecto invernadero.

Fomentar la investigación y el desarrollo de tecnologías innovadoras que permitan capturar y almacenar las emisiones de CO2 generadas por la quema de combustibles. La captura y almacenamiento de carbono (CCS) podría ser una solución efectiva para mitigar el impacto ambiental de las operaciones de Pemex.

Establecer metas claras y ambiciosas de reducción de emisiones a corto, mediano y largo plazo. Estas metas deben ser cuantificables y estar respaldadas por estrategias concretas para su cumplimiento.

Mejorar la transparencia y la rendición de cuentas en relación con las emisiones de gases de efecto invernadero. Pemex debería publicar informes periódicos sobre sus emisiones y los progresos realizados hacia la consecución de sus objetivos de reducción.

Involucrar a los empleados y colaboradores de Pemex en iniciativas de sensibilización y capacitación sobre la importancia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La concientización interna puede ser clave para el éxito de las medidas de mitigación ambiental.

Colaborar con organizaciones gubernamentales, académicas y de la sociedad civil para desarrollar e implementar políticas y regulaciones ambientales más estrictas que promuevan la reducción de emisiones en el sector energético.

Diversificar la matriz energética de Pemex hacia fuentes más limpias y renovables, como la energía solar y eólica. La adopción de energías renovables puede contribuir significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a largo plazo.

Incentivar la participación de proveedores y socios comerciales de Pemex en iniciativas de reducción de emisiones y sostenibilidad ambiental. La colaboración con toda la cadena de valor puede generar impactos positivos adicionales en la mitigación del cambio climático.

Nora Cabrera, fundadora de Nuestro Futuro, resalta la discrepancia entre los planes de sostenibilidad declarados por Pemex y la realidad de sus crecientes emisiones, especialmente preocupante en un momento de crisis climática. Señala que los esfuerzos de la empresa para reducir estas emisiones son insuficientes, especialmente en sus refinerías y en Pemex Exploración y Producción, donde la emisión de metano es notable. Esta observación subraya la necesidad urgente de medidas más efectivas y ambiciosas por parte de Pemex.

La falta de un plan concreto de descarbonización y una política climática con perspectiva de justicia es otro aspecto que preocupa a Cabrera. A pesar de los comités de sustentabilidad establecidos por Pemex, la ausencia de una estrategia integral para abordar el cambio climático y reducir las emisiones es evidente. Esta falta de transparencia y coherencia entre el discurso y los datos reales genera preocupación en la sociedad mexicana.

Cabrera advierte sobre el riesgo de que Pemex esté intentando «maquillar» una transición hacia la sostenibilidad que no es genuina. Esta falta de compromiso real con la reducción de emisiones y la transición hacia energías más limpias es especialmente alarmante dada la urgencia de abordar la crisis climática. La percepción de que México sigue una política energética basada en los combustibles fósiles es preocupante para Cabrera y refleja la necesidad de un cambio de paradigma en la política energética del país.

En este contexto, es crucial que Pemex y las autoridades mexicanas tomen medidas concretas y transparentes para abordar la creciente preocupación ambiental y climática. Se requiere un enfoque integral que incluya políticas climáticas sólidas, inversiones en tecnologías limpias y renovables, y una mayor colaboración con la sociedad civil y otros actores clave en la búsqueda de soluciones sostenibles para el futuro energético de México.