Inmigración de EU incluye nuevamente en sus redadas a trabajadores del campo y hoteles

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 Durante una sesión ante el Comité de Gastos del Senado de Estados Unidos celebrada en Capitol Hill, la fiscal general Pam Bondi generó polémica al incluir a México en una lista de naciones “adversarias” de EE.UU., junto con países tradicionalmente vistos como enemigos geopolíticos como Irán, Rusia y China. Las declaraciones desataron críticas inmediatas en ambos lados de la frontera.

El cuestionamiento surgió durante una intervención del senador republicano Lindsey Graham, representante de Carolina del Sur, quien abordó el tema del narcotráfico y la violencia en México, pidiendo a la fiscal que ofreciera su evaluación sobre la cooperación del gobierno mexicano en la lucha contra el crimen organizado.

Pam Bondi evitó dar una respuesta directa en público, argumentando que algunos aspectos de la relación bilateral debían tratarse en una sesión privada, por la naturaleza sensible de la información. Sin embargo, su breve declaración fue contundente: “¡No! No ayuda. En la mitad de su país mandan los cárteles”, dijo al referirse al papel de México en el combate al narcotráfico.

El senador Graham no ocultó su frustración por la evasiva y respondió con dureza: “México no está colaborando. La mitad del país está en manos del crimen organizado. No podremos estar seguros aquí en EE.UU. hasta que México cambie lo que está haciendo”.

Ambos coincidieron en la necesidad de aplicar medidas más estrictas para contener la crisis de drogas, en particular el tráfico de fentanilo, sustancia que ha causado decenas de miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos. Sin embargo, la narrativa utilizada por Bondi al equiparar a México con regímenes como el iraní ha sido vista como una escalada en la retórica política.

En su intervención posterior, la fiscal general defendió la política exterior del expresidente Donald Trump, al afirmar que durante su administración se dejó claro que “Estados Unidos no se dejará intimidar por ninguna nación”. Añadió que Washington tomará todas las medidas necesarias para garantizar su seguridad nacional, ya sean amenazas militares o relacionadas con el crimen transnacional.

Bondi citó a Irán, Rusia, China y México como ejemplos de actores que, según ella, podrían representar riesgos estratégicos o de seguridad para Estados Unidos. Mencionó el papel de Rusia en los ciberataques, las ambiciones militares de China y el respaldo de Irán a grupos armados en Medio Oriente, pero también incluyó a México por el descontrol del narcotráfico y la presencia de cárteles.

La inclusión de México en esta lista generó incomodidad diplomática. Aunque Bondi no ocupa actualmente un cargo dentro del gobierno federal, su papel como testigo y figura relevante en los círculos conservadores estadounidenses le da un peso importante en el debate político.

Analistas señalan que este tipo de afirmaciones contribuyen a deteriorar la relación bilateral entre EE.UU. y México, particularmente en momentos en que ambos países enfrentan desafíos comunes en seguridad fronteriza, comercio, migración y combate al crimen organizado.

Funcionarios mexicanos, aunque no han respondido oficialmente, han calificado en otras ocasiones como “inaceptables” los señalamientos que vinculan al país con el crimen de forma generalizada, argumentando que se trata de una visión simplista y poco constructiva de una problemática compleja y compartida.

Desde la perspectiva mexicana, Estados Unidos también tiene responsabilidades clave en la crisis de drogas, como la demanda interna de estupefacientes, el tráfico de armas desde territorio estadounidense hacia México y la débil regulación de medicamentos controlados.

Pam Bondi, exfiscal general de Florida y cercana aliada política de Donald Trump, ha sido una figura vocal en la defensa de políticas migratorias duras y en el impulso de un enfoque de seguridad nacional con énfasis en la amenaza exterior. Su testimonio ante el Senado es percibido como parte del endurecimiento del discurso republicano rumbo a las elecciones de 2024.

Para muchos observadores, equiparar a México con regímenes considerados enemigos históricos de EE.UU. como Irán o Rusia no solo es un despropósito diplomático, sino que desinforma sobre la naturaleza de la relación bilateral. México es el mayor socio comercial de Estados Unidos y un aliado clave en seguridad regional.

Los comentarios de Bondi reflejan una tendencia creciente dentro del ala dura del Partido Republicano que promueve incluso propuestas militares contra los cárteles mexicanos, como el uso de fuerza letal o la designación de estos grupos como organizaciones terroristas extranjeras, una idea que Trump ha respaldado públicamente.

No obstante, estas propuestas han sido criticadas por expertos en seguridad nacional, quienes advierten que tales medidas podrían escalar el conflicto, provocar tensiones diplomáticas severas y poner en riesgo la cooperación entre agencias de ambos países.

El senador Graham, por su parte, ha sido uno de los principales promotores de estas ideas. En múltiples ocasiones ha sugerido el uso de drones o acciones directas contra laboratorios de drogas en territorio mexicano, lo cual ha sido rechazado por el gobierno de México como una violación a su soberanía.

En el Congreso, estas posturas también generan divisiones. Mientras algunos legisladores conservadores respaldan este enfoque de confrontación, otros, incluidos demócratas y moderados republicanos, abogan por una estrategia más cooperativa y multilateral que incluya inversión en desarrollo, fortalecimiento institucional y reducción de la demanda.

El debate sobre el papel de México en la seguridad de Estados Unidos se intensificará en el contexto electoral, donde la migración, el tráfico de fentanilo y la violencia vinculada a los cárteles seguirán siendo temas centrales en la agenda política.

Por ahora, las declaraciones de Pam Bondi marcan una nueva etapa en la narrativa política: una en la que México podría dejar de ser considerado un socio estratégico para pasar, en el discurso republicano, a la categoría de amenaza.

En este entorno, el reto para ambos gobiernos será evitar que la retórica política se convierta en una barrera real para la cooperación necesaria frente a desafíos compartidos que, como el narcotráfico, no respetan fronteras.

Claudia Sheinbaum, actual presidenta de México, ante los señalamientos de la fiscal estadounidense Pam Bondi, quien incluyó a México en una lista de “adversarios” de Estados Unidos:

La presidenta Claudia Sheinbaum ha dejado claro desde su toma de protesta que la política exterior de su gobierno se basa en el respeto mutuo, la cooperación entre naciones y la defensa firme de la soberanía nacional. Por ello, ante las declaraciones de la fiscal estadounidense Pam Bondi, en las que equipara a México con países considerados enemigos de EE.UU., como Irán o Rusia, su respuesta ha sido categórica: México no es ni será un adversario de Estados Unidos, sino un socio estratégico.

Desde Palacio Nacional, Sheinbaum expresó que el gobierno de México rechaza tajantemente cualquier señalamiento que ponga en duda el compromiso de las autoridades mexicanas con la seguridad regional. Señaló que este tipo de afirmaciones, más allá de ser inexactas, dañan la relación bilateral y desinforman a la opinión pública, especialmente en un momento en que ambos países deben trabajar juntos para enfrentar desafíos comunes.

La presidenta subrayó que México mantiene una colaboración constante con agencias estadounidenses en materia de seguridad, migración y lucha contra el tráfico de armas y drogas. Recordó que el problema del narcotráfico no puede entenderse ni resolverse desde una visión unilateral, ya que involucra tanto la oferta como la demanda, y Estados Unidos es el principal mercado consumidor.

Sheinbaum sostuvo que las generalizaciones que retratan a México como un país dominado por el crimen organizado no sólo son injustas, sino peligrosas. Afirmó que millones de mexicanos viven, trabajan y contribuyen al desarrollo económico de EE.UU., y que la relación entre ambas naciones no puede verse reducida a estigmas ni a intereses electorales.

La mandataria mexicana consideró especialmente ofensivo que se intente comparar a México con países bajo sanciones internacionales o con regímenes hostiles, y advirtió que ese tipo de discursos debilitan los canales diplomáticos que tanto han costado construir. Reiteró que México y Estados Unidos deben actuar como aliados en un marco de respeto y corresponsabilidad.

En respuesta al senador Lindsey Graham, quien afirmó que “la mitad de México está en manos del crimen”, Sheinbaum señaló que su gobierno está comprometido en la recuperación de territorios y en el fortalecimiento de las instituciones de seguridad. Agregó que el nuevo modelo de seguridad nacional, centrado en la inteligencia, la prevención y el combate a la impunidad, ya está en marcha.

Claudia Sheinbaum también hizo un llamado al gobierno de Estados Unidos para atender las causas estructurales del problema: el tráfico ilegal de armas que ingresan desde el norte, el lavado de dinero y la falta de control en la distribución de fentanilo, que son factores clave en el fortalecimiento del crimen organizado.

La presidenta recordó que, a pesar de las diferencias, México ha sido un socio leal en momentos clave para Estados Unidos, desde temas de comercio hasta migración, y que ambas naciones comparten una frontera de más de 3 mil kilómetros que exige diálogo constante, no confrontación. Reafirmó que México seguirá defendiendo su dignidad sin romper los lazos de cooperación.

Asimismo, pidió que las diferencias se procesen por las vías diplomáticas, no mediante declaraciones públicas que buscan alimentar narrativas de confrontación. “La relación bilateral no puede depender de discursos individuales ni de posturas extremistas. Debe basarse en el interés de nuestros pueblos”, afirmó.

Finalmente, Sheinbaum dirigió un mensaje a la comunidad internacional, asegurando que México es una nación democrática, con retos importantes, pero con instituciones sólidas y un gobierno decidido a construir soluciones reales. Y subrayó que México no permitirá que se le catalogue como una amenaza, cuando su vocación histórica ha sido la de construir puentes, no muros.

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