TAMAULIPAS.-
Ayer y hoy el olor a la flor de cempasúchil ha predominado en los panteones, combinados con los aromas de la caña y diversos antojitos mexicanos, luego de un año en que las ofrendas a los deudos fueron suspendidas por la pandemia. El Día de Muertos retomó su color y tradición en Nuevo Laredo.
Las familias, con restricciones sanitarias, regresaron a ofrendar a sus difuntos, con altares sobre la tumba, flores, comida y hasta música hombres y mujeres, padres, madres e hijos recordaron a los suyos, les lloraron, oraron y aplaudieron.
Desde muy temprano el lunes, las puertas de los panteones municipales -nuevo y antiguo- fueron abiertas al público, además de que hoy se presentará el ya tradicional festival artístico de la ‘Catrina canta y baila’.
“Cada año venimos a compartir unos minutos con nuestros familiares, excepto el año pasado que el covid nos lo prohibió, pero hoy con gusto regresamos a ver mi madre aquí en el panteón como cuando íbamos a su casa, el día dos vamos a ver a otros familiares en el panteón antiguo”, dijo Alma, mientras esperaba a uno de los ayudantes para limpiar la tumba en la que yacen los restos de su amada madre.

EN EL INTERIOR DEL PANTEÓN
Aunque a diferencia de años anteriores el flujo de visitantes no fue el mismo, las familias entraron a dejar sus flores, sus rezos y hasta cantos. Algunos a pesar de su discapacidad motriz, llegaron a celebrar, no sin antes comprar desde unos ricos tamales, chicharrones, churros, elotes y otros antojitos que hicieron más ameno el rato, mientras se contaban historias entre una generación y otra de cada uno de los deudos.

EL COMERCIO A TODO
COLOR Y SABOR

A metros o kilómetros antes de llegar a las puertas del camposanto los comerciantes ya esperan a sus clientes, cada uno con sus productos, desde las flores naturales hasta las coronas de rosas y otras flores artificiales ofreciendo sus mejores precios, algunos ya son vendedores fijos, otros ambulantes que sólo acuden durante los festejos.

Las calles aledañas a ellos -panteones- lucieron llenas no sólo por vehículos sino por cientos de personas, niños, jóvenes y adultos que llegarán incluso hoy para seguir ofrendando y recordando a sus fieles difuntos.