Estados Unidos despide un año de más censura, leyes conservadoras y restricciones al aborto

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NovedadesNews.-   La prohibición de mil 557 títulos en aulas y bibliotecas de escuelas públicas de Estados Unidos durante el actual curso escolar ha generado un intenso debate sobre la libertad de expresión y el acceso a la información en el país. Esta ola de censura ha sido vista como un retroceso en los avances hacia la diversidad y la inclusión, ya que muchos de los libros prohibidos fueron escritos por mujeres, personas de color o miembros de la comunidad LGBTQ+.

Entre los libros prohibidos se encuentran obras que abordan temas relacionados con la diversidad sexual, la identidad de género, el racismo y otros temas considerados sensibles por algunos sectores conservadores. Esta tendencia ha suscitado preocupaciones sobre la limitación del acceso a la información y la promoción de la diversidad en el sistema educativo estadounidense.

DeShanna Neal, una mujer afroamericana y queer, se vio directamente afectada por esta ola de prohibiciones cuando se enteró de que querían prohibir su propio libro, que trata sobre el proceso de transición de su hija transgénero. La noticia inicialmente le provocó risa, pero luego la invadió la tristeza al darse cuenta del impacto que estas prohibiciones podrían tener en la representación y visibilidad de personas como su hija en la sociedad.

La censura de libros en las escuelas públicas no es un fenómeno nuevo en Estados Unidos, pero el aumento reciente de casos ha generado preocupación entre defensores de la libertad de expresión y la diversidad en la literatura. Algunos críticos argumentan que estas prohibiciones están motivadas por agendas políticas y sociales que buscan imponer una visión estrecha y conservadora del mundo en detrimento de la pluralidad de perspectivas.

Los defensores de la censura argumentan que buscan proteger a los estudiantes de contenidos considerados inapropiados o perjudiciales para su desarrollo. Sin embargo, muchos educadores y activistas ven estas prohibiciones como una amenaza para la educación inclusiva y la libertad de pensamiento en el sistema educativo.

La situación ha llevado a debates sobre la autonomía de las escuelas para seleccionar sus materiales educativos y sobre el papel de los padres y la comunidad en la toma de decisiones sobre la educación de los estudiantes. Algunos defensores de la censura argumentan que los padres deben tener un mayor control sobre lo que sus hijos leen en la escuela, mientras que otros sostienen que estas decisiones deben basarse en criterios académicos y pedagógicos, no en opiniones personales o ideológicas.

Cuando narró en “My rainbow” la historia de cómo le cosió una peluca color arcoiris a su hija mayor, Trinity, cuando sentía que su cuerpo de niño no le correspondía y quería tener el pelo largo, no imaginaba que aquel inofensivo cuento pudiera entrar en las cada vez más populares listas de libros prohibidos en Estados Unidos.

La Florida del gobernador Ron DeSantis, precandidato a la presidencia por el Partido Republicano, lidera la lista de los estados con mayor censura y la temática racial y LGBTQ+ es el principal objetivo.

Las escuelas, campo de batalla
Según el informe “America’s Censored Classrooms 2023” de Pen América, este año los congresos estatales introdujeron 110 proyectos de ley considerados “órdenes de mordaza educativa” y diez se convirtieron en leyes que buscan restringir la enseñanza sobre temas como raza, género, historia estadounidense e identidades LGBTQ+.

Para Jeremy Young, director del programa Freedom to Learn de Pen América, en 2023 la situación se ha agravado, con “estrategias nuevas y más insidiosas para silenciar a los educadores”.

En abril, Florida aprobó ampliar a todos los grados escolares la polémica ley “No digas gay”, que prohíbe hablar en clase sobre orientación sexual e identidad de género.

También en ese estado sureño se aprobó este año una de las leyes “más aterradoras”, señala Young, la llamada SB266, que extiende el poder del gobierno sobre casi todos los aspectos de la gestión universitaria. Esto hace que los centros no sean “entornos de libertad intelectual, sino focos de autoritarismo y miedo”, opina.

La justicia como arma
Los tribunales, tanto los locales como el Supremo, de mayoría conservadora, han contribuido al retroceso de los derechos individuales.

Según la organización Center for American Progress, la Corte Suprema ha emitido este año varias decisiones que “podrían erosionar derechos largamente mantenidos” y “causar un daño duradero” a la democracia.

Entre ellas, el fin de la discriminación positiva en los procesos de admisión de las universidades, que hasta ahora favorecía a las minorías raciales.

Laura Rodríguez, vicepresidenta de asuntos gubernamentales de esa organización, dice a EFE que hay que estar “alerta”,, ya que “el país se diseñó para tener tres poderes y el sistema judicial se está usando para tratar de ir alrededor de los otros dos”.

Continúa la erosión del derecho al aborto
Después de que en 2022 la Corte Suprema de Estados Unidos eliminase la protección federal del derecho al aborto y surgieran decenas de leyes para quitarle a las mujeres ese derecho, este año se han seguido dando pasos en esa dirección y actualmente hay restricciones en 21 estados, incluyendo la prohibición total.

Según dice a EFE Ianthe Metzger, portavoz de Planned Parenthood, “los legisladores se sintieron muy envalentonados por la decisión de la Corte Suprema del año pasado y trabajan para aprobar más prohibiciones”.

Quieren avanzar hacia el control de medicamentos y también prohibir que las mujeres viajen a otros estados a abortar, como está sucediendo hoy en día, detalla.

Pero ha surgido también este año un movimiento de resistencia que se ha visto en las urnas en estados como Ohio, donde los votantes dijeron sí a proteger en su constitución estatal el derecho a abortar.

El año de la resistencia
En Planned Parenthood lo llaman “la resistencia”. En 2023, se promulgaron 35 proyectos de ley sobre derechos al aborto.

En opinión de Young, en educación también se está viendo “una oposición cada vez más grande”. Por ejemplo, en Ohio “se produjo una amplia movilización de profesores, líderes universitarios y ciudadanos” contra el intento de aprobar una ley educativa que finalmente fue rechazada.

DeShanna tiene la misma opinión positiva y las mismas ganas de luchar.

Además de afroamericana, mujer y queer, es legisladora en Delaware y hace unos meses introdujo en la Cámara de Representantes un proyecto de ley que protegerá a quienes reciban tratamientos de afirmación de género, así como a los médicos que los brinden.

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