Fuertes tormentas en Estados Unidos dejan a miles sin luz y causan inundaciones

NOVEDADES NEWS 16 Julio 3
Las inundaciones repentinas que azotaron el centro-sur de Texas a inicios de julio han sido catalogadas como una de las tragedias naturales más mortales de las últimas décadas en el estado. Las lluvias comenzaron de forma ininterrumpida durante el fin de semana del 4 de julio, producto de un sistema de baja presión alimentado por humedad tropical tanto del Golfo de México como del Pacífico. En pocas horas, zonas rurales como Kerrville, Ingram, Comfort y Hunt se vieron completamente anegadas. En algunas regiones se registraron precipitaciones que superaron las 20 pulgadas (más de 50 centímetros), lo que provocó el desbordamiento inmediato del río Guadalupe y otros afluentes.

Uno de los sitios más impactados fue Camp Mystic, un campamento cristiano para niñas ubicado a orillas del río en el condado de Kerr. La tragedia se desarrolló en plena madrugada, cuando más de 600 personas —la mayoría menores de edad— dormían en cabañas situadas junto al cauce. La creciente fue tan repentina que varias estructuras fueron arrastradas río abajo antes de que muchos tuvieran siquiera tiempo de reaccionar. En medio del caos, testigos describieron escenas desgarradoras: jóvenes aferradas a colchones, otras gritando desde árboles y muchas más desaparecidas en cuestión de minutos. El director del campamento, Dick Eastland, perdió la vida al intentar rescatar a las niñas.

Las consecuencias humanas han sido devastadoras. Hasta el momento, el número de fallecidos supera los 130, entre ellos decenas de menores. Las cifras varían entre las agencias: algunos informes señalan 120 muertos confirmados, mientras que otros, como los del New York Times y Reuters, elevan la cifra a 134. Además, se mantiene una lista de más de 100 personas desaparecidas, lo que hace temer que la cifra final de víctimas mortales continúe en aumento. Las tareas de búsqueda se han visto dificultadas por el terreno anegado, árboles caídos, lodo denso y la amenaza constante de nuevas lluvias.

Las autoridades estatales y federales han movilizado un operativo masivo de rescate, en el que participan miembros de la Guardia Nacional, la Guardia Costera, equipos caninos, drones, helicópteros y voluntarios especializados. A pesar del esfuerzo conjunto, la magnitud de la catástrofe ha rebasado la capacidad local de respuesta. Se han instalado centros de reunificación familiar, refugios temporales y centros médicos móviles. En paralelo, la comunidad ha comenzado a organizar vigilias y actos conmemorativos en honor a las víctimas, muchos de los cuales eran adolescentes que apenas comenzaban sus vidas.

El desastre ha encendido un debate sobre la falta de sistemas de alerta temprana en las zonas afectadas. Mientras que en algunas comunidades vecinas como Comfort se logró evacuar a tiempo gracias a sirenas recién instaladas, en otras como Kerrville no existía ningún sistema de advertencia sonora. Esta diferencia ha sido señalada como un factor determinante en la cantidad de víctimas. Además, muchos expertos en manejo de riesgos han denunciado que algunas zonas de alto riesgo habían sido excluidas de los mapas de inundación de la FEMA, lo que permitió la construcción de instalaciones recreativas y viviendas sin previsiones suficientes.

Más allá del drama humano, el impacto económico también será duradero. Se estima que los daños materiales podrían superar los 18 mil millones de dólares, incluyendo infraestructuras destruidas, caminos colapsados, puentes arrasados, escuelas y hospitales afectados, y miles de viviendas inhabitables. El gobernador Greg Abbott declaró el estado de desastre en al menos 15 condados y solicitó asistencia federal inmediata. El presidente Trump aprobó la declaración de emergencia, permitiendo el desembolso de fondos para la recuperación y reconstrucción. No obstante, los expertos advierten que la limpieza, búsqueda de desaparecidos y reconstrucción total podría tomar varios meses, incluso años.

En los días posteriores, nuevas tormentas afectaron las mismas regiones, complicando aún más las labores de rescate y recuperación. Las autoridades meteorológicas emitieron alertas por posibles nuevas inundaciones, con precipitaciones adicionales que podrían poner en riesgo los ríos ya saturados. Esto obligó a evacuar nuevas zonas e interrumpir temporalmente las tareas de búsqueda. La tensión y el temor persisten entre los habitantes, muchos de los cuales han perdido no solo a sus seres queridos, sino también sus hogares, trabajos y comunidades.

El caso de Camp Mystic ha sido particularmente doloroso por el número de víctimas jóvenes. Muchos de los cuerpos fueron recuperados varios kilómetros río abajo, lo que evidencia la fuerza con la que el agua arrastró estructuras y personas. La historia del rescate de algunas niñas por parte de la Guardia Costera ha circulado en medios nacionales, especialmente el caso del piloto Blair Oguiofor, quien relató cómo logró evacuar a varias adolescentes desde los techos de las cabañas inundadas. Estas historias de valentía contrastan con la desolación del panorama general.

Organizaciones religiosas, comunitarias y deportivas han comenzado campañas de apoyo. Equipos como los Astros y los Rangers de Texas anunciaron donaciones, y artistas locales organizan conciertos benéficos. En honor a una de las consejeras fallecidas, se ha creado una fundación para ofrecer becas y programas de liderazgo femenino. Sin embargo, también ha comenzado la etapa de exigir responsabilidades. Se ha abierto una investigación para determinar si hubo negligencia en la evaluación de riesgo, permisos de construcción y protocolos de emergencia.

Este desastre ha revivido el recuerdo de otras tragedias climatológicas en Texas, como el huracán Harvey en 2017 o la helada histórica de 2021, pero muchos coinciden en que la rapidez e imprevisibilidad de esta inundación fue especialmente mortal. A diferencia de un huracán que puede seguirse por días, las lluvias torrenciales de este episodio fueron precedidas por pocas horas de advertencia, y el comportamiento del río Guadalupe —más agresivo de lo esperado— rompió todos los pronósticos.

Los próximos meses estarán marcados por las tareas de identificación de cuerpos, apoyo psicológico a sobrevivientes y el inicio de una discusión nacional sobre cómo responder ante fenómenos extremos en zonas que antes no eran consideradas de alto riesgo. La emergencia climática, combinada con una urbanización sin control y cambios en los patrones de lluvia, ha hecho que las autoridades locales reevalúen sus mapas de inundación y sus planes de contingencia.
El gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, había declarado horas antes el estado de emergencia debido a las inundaciones, y el Servicio Nacional de Meteorología (NWS) había emitido alertas de inundación en localidades como Newark, Elizabeth y East Orange.

En un video difundido en redes sociales se observa cómo varios vehículos quedan atrapados en el agua en los barrios de Watchung y North Plainfield, ambos en el condado de Somerset.

El temporal también llevó a que en un momento más de 8 mil personas se quedaran sin luz en el estado, y pasadas las 22:00 h local más de 5 mil ciudadanos aún no disponían de electricidad, según la página web Power Outage.

Además, el aeropuerto de Newark ha detenido el despegue y la llegada de vuelos hasta las 23:00 h local debido a las tormentas.

Al otro lado del río Hudson, en Nueva York, la gobernadora del estado, Kathy Hochul, indicó que en los condados de Westchester y Rockland “se han realizado varios rescates” de personas, aunque no entró en detalles sobre posibles víctimas mortales.

El NWS había emitido además alerta de inundaciones repentinas en los cinco distritos de la Gran Manzana, donde múltiples líneas de metro circulan con graves retrasos debido a las precipitaciones.

En videos divulgados por usuarios en redes sociales, un grupo de personas trata de subir las escaleras inundadas de una estación de metro neoyorquina, y en otras imágenes el agua de la lluvia comienza a inundar otra estación de la ciudad.

En su perfil de X, la agencia Emergency Management de Nueva York recomendó a los ciudadanos que viven en sótanos o en la planta baja de un edificio trasladarse a un terreno más elevado, ya que las inundaciones pueden ser mortales y “estos espacios pueden llenarse de agua en minutos”.

El NWS informó pasadas las 22:00 h local de que las lluvias más intensas se han desplazado hacia el este y se han debilitado, e instó a los ciudadanos de Nueva York y Nueva Jersey a prestar atención a los cierres de carreteras, puesto que aún quedan inundaciones “residuales” en varias zonas.

En Pensilvania, donde también hubo inundaciones, las autoridades rescataron a 16 personas que quedaron atrapadas en el agua y respondieron a más de 30 llamadas de ayuda de personas que residen en sótanos, según The New York Times, pero no se han reportado víctimas mortales.

El temporal que ahora azota el noreste del país tiene lugar apenas una semana después de las inundaciones repentinas que dejaron al menos 120 muertos y casi 170 personas desaparecidas en Texas.

Más de cien desaparecidos tras las inundaciones en Texas, que dejan 133 muertos

La búsqueda de los más de cien desaparecidos tras las inundaciones en Texas tardará meses, según informaron las autoridades estatales, que elevaron este martes la cifra total de víctimas mortales a al menos 133. Las labores de búsqueda en la zona conocida como ‘Hill Country’, por su relieve montañoso, se reanudaron este martes después de ponerse en pausa ayer debido a la lluvia.

En el condado de Kerr, el más afectado por el desastre, los fallecidos aumentaron hoy a 107, entre ellos al menos 36 menores de edad, según funcionarios locales.

En esta localidad, decenas de voluntarios y equipos de emergencia continúan escarbando entre los escombros y peinando kilómetros de propiedades.

En una rueda de prensa en la tarde del lunes, el gobernador, Greg Abbott, indicó que 97 de las más de cien personas que aún no se han encontrado fueron reportadas como desaparecidas en Kerr y que se trata de gente de la que no hay registro en un “campamento o un hotel”.

“Fueron sus familiares o sus amigos los que alertaron que están perdidos (…) y no tenemos certeza de que hayan sido llevados por la corriente en esta tormenta”, indicó el político.

Las inundaciones tuvieron lugar en la noche del 3 al 4 de julio, festivo en EE.UU. por el Día de la Independencia. Cientos de turistas viajaron hacia Hill Country ese fin de semana, un popular destino en Texas por la cercanía al río Guadalupe -que acabó desbordándose y provocando el desastre. La cantidad de personas reportadas como desaparecidas en Kerr ha disminuido a medida que se recuperan víctimas, “se establece contacto con quienes han sido hallados a salvo y se investigan reportes que resultan ser infundados o falsos“, según explicó el condado en un comunicado.

El proceso para encontrar a todos los desaparecidos tardará hasta “seis meses”, indicó el sheriff del condado de Kerr, Larry Leitha, durante una reunión de los comisionados el lunes en la tarde.

Las autoridades locales han estado enfrentando dudas sobre su respuesta durante las inundaciones y el rol que las carencias del sistema de alertas tuvo en la tragedia.

Una investigación del diario The New York Times reveló que el condado de Kerr no había podido recibir la financiación necesaria para mejorar el sistema de alertas por inundaciones, a pesar de que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) había alertado que la región “probablemente” se inundaría este año.

En un informe publicado en 2024, FEMA había estimado que el costo de este nuevo sistema, centrado solo en crecidas del río Guadalupe, costaría un millón de dólares, según recogió el periódico estadounidense.

En total, entre la noche del 3 de julio y la madrugada del 4 se acumularon entre 12.7 y 27.9 centímetros de lluvia en los condados de Kerr, Bandera, Tom Green y Kendall, según el Servicio Nacional de Meteorología (NWS).

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