Agentes de EU impiden acto de naturalización de inmigrantes debido a países de origen

Según publicó el sábado por la noche el canal GBH de Boston, los agentes del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) se presentaron en esta ceremonia, que supone el último paso del proceso de naturalización e incluye la jura de lealtad a EE.UU., en el monumental Faneuil Hall.
El medio indica que los agentes del USCIS dijeron a inmigrantes que estaban ya en fila que no podían continuar debido a sus países de origen, y que lo mismo ha ocurrido en otros actos a lo largo de EE.UU. desde que el Gobierno impuso la suspensión a 19 países que considera «de alto riesgo».
Una de las afectadas el jueves fue una mujer haitiana con permiso de trabajo permanente (tarjeta verde) desde hace dos décadas, clienta de la plataforma Project Citizenship, cuya directora ejecutiva, Gail Breslow, indicó que esta no recibió una notificación de cancelación, como otras personas.
La presencia de agentes del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) en Faneuil Hall, un edificio histórico de Boston y sede habitual de ceremonias cívicas, sorprendió tanto a los asistentes como al personal que apoyaba a los nuevos ciudadanos. De acuerdo con los testimonios, los agentes comenzaron a preguntar a los inmigrantes en la fila por su país de origen, lo que rápidamente generó tensión en el ambiente.
Varios asistentes señalaron que la intervención de los agentes se dio de manera abrupta, sin previo aviso y sin permitir que las personas recibieran una explicación formal. Algunos inmigrantes ya estaban listos con su documentación en mano, familiares presentes y vestimenta especial para la ceremonia, cuando se les pidió retirarse del lugar.
La suspensión afectó especialmente a personas provenientes de los 19 países recientemente incluidos por el Gobierno estadounidense en una lista de “alto riesgo”, lo que implica que sus solicitudes migratorias han quedado congeladas. Este congelamiento abarca procesos de residencia, renovaciones y, como se vio el jueves, ceremonias finales de naturalización.
Entre los casos más comentados figura el de una mujer haitiana que ha vivido legalmente en Estados Unidos por más de veinte años y cuenta con residencia permanente. Ella acudió a la ceremonia con la esperanza de culminar oficialmente su camino hacia la ciudadanía, pero se enteró en el lugar que ya no podría participar por su país de origen.
Según narraron testigos, la mujer se mostró desconcertada y angustiada al recibir la noticia, pues nunca recibió una notificación previa sobre la cancelación de su proceso. En contraste, otras personas afectadas sí reportaron haber recibido correos electrónicos tardíos o mensajes poco claros sobre posibles cambios en sus citas.
Representantes de organizaciones de ayuda migratoria, como Project Citizenship, denunciaron que la falta de comunicación y transparencia por parte del USCIS está generando caos y vulnerabilidad entre los solicitantes. Aseguran que muchos inmigrantes se enteran de la suspensión de sus trámites apenas minutos antes de una entrevista o ceremonia clave.
El Gobierno de Donald Trump anunció a mediados de semana una suspensión generalizada de solicitudes de inmigración provenientes de países considerados de riesgo. Entre ellos se encuentran Cuba, Venezuela, Haití, Somalia y otras naciones que han sido blanco de restricciones migratorias en los últimos años.
Esta nueva medida afecta no solo a quienes buscan naturalizarse, sino también a quienes intentan renovar permisos de trabajo, ajustar estatus, solicitar refugio o completar trámites ya iniciados. En varios estados del país se han reportado cancelaciones masivas de entrevistas y retrasos indefinidos en procesos esenciales.
En los alrededores de Faneuil Hall, los familiares de los afectados aseguraron que la situación provocó confusión y tristeza, pues muchos habían viajado desde otras ciudades para presenciar un momento que consideraban histórico en la vida de sus seres queridos. Para algunos, la ciudadanía significaba estabilidad laboral, acceso a beneficios y la posibilidad de votar por primera vez.
Funcionarios locales que no fueron autorizados a dar declaraciones señalaron que no es común ver agentes federales interrumpir ceremonias en Boston, lo que subraya el carácter extraordinario de esta intervención. Muchos asistentes consideraron que el mensaje fue claro: el Gobierno está decidido a endurecer aún más su política migratoria.
En redes sociales circularon testimonios de personas que presenciaron la escena y criticaron la manera en que los agentes manejaron la situación. Algunos describieron el ambiente como tenso y emocionalmente cargado, pues los inmigrantes afectados intentaban comprender las implicaciones de ser sacados de la fila.
Abogados de inmigración advirtieron que estas decisiones podrían tener efectos duraderos en las comunidades inmigrantes, especialmente en un contexto donde muchos ya sienten incertidumbre sobre su futuro en el país. Aseguran que la suspensión podría derivar en meses o incluso años adicionales de espera.
Expertos señalan que, si bien el Gobierno tiene la facultad de suspender procesamientos migratorios en casos especiales, hacerlo durante ceremonias ya programadas y sin un aviso previo representa un cambio drástico en la forma de aplicar la ley. Esto ha generado preocupación sobre la posible politización del sistema migratorio.
En ciudades como Chicago, Miami y Houston también se reportaron intervenciones similares en eventos de naturalización, lo que confirma que se trata de una directriz nacional y no de una decisión aislada. Organizaciones civiles advierten que este patrón podría repetirse en las próximas semanas.
El anuncio de la suspensión se dio en medio de una escalada de tensiones en materia migratoria, impulsada por recientes incidentes de seguridad nacional. Uno de los más mencionados fue un ataque contra miembros de la Guardia Nacional en Washington, atribuido a un solicitante de asilo afgano.
Para la administración Trump, este incidente reforzó la narrativa de que ciertos países representan un riesgo para la seguridad del país. Sin embargo, grupos defensores de derechos humanos rechazan que se utilicen casos aislados para justificar bloqueos masivos que afectan a miles de familias inocentes.
En Boston, líderes comunitarios llamaron a la calma y pidieron a los inmigrantes afectados que busquen asesoría profesional antes de tomar decisiones apresuradas. También instaron al USCIS a emitir lineamientos claros y a notificar con anticipación cualquier cambio en procesos programados.
Algunos inmigrantes expresaron temor de que presentarse a cualquier cita programada pueda resultar en una nueva suspensión o incluso en algún tipo de revisión inesperada. Las organizaciones han tenido que duplicar esfuerzos para ofrecer orientación a los afectados.
En reuniones comunitarias posteriores al incidente, varias personas describieron sentimientos de frustración, inseguridad y desilusión con el sistema migratorio estadounidense. Muchos habían pasado años cumpliendo con cada requisito, pagando tarifas altas y esperando pacientemente un resultado.
El testimonio de la mujer haitiana resonó con fuerza en Boston, pues representa a miles de inmigrantes que han construido sus vidas en el país y que quedaron atrapados en un sistema que parece cambiar sus reglas de manera repentina. Su caso ha sido usado como ejemplo de la falta de sensibilidad en la implementación de estas suspensiones.
Mientras tanto, el USCIS no ha emitido detalles precisos sobre cuánto tiempo durará esta medida ni bajo qué criterios se revisarán los casos pendientes. La ausencia de información oficial alimenta aún más la incertidumbre entre los solicitantes.
En el ámbito político, la medida ha generado reacciones encontradas. Algunos sectores la consideran necesaria para fortalecer la seguridad, mientras que otros la califican como un acto de discriminación y una estrategia electoral disfrazada de política pública.
A corto plazo, abogados migratorios anticipan un incremento en las solicitudes de amparo legal y en la revisión de casos individuales, aunque advierten que la saturación del sistema podría provocar mayores retrasos. Muchos temen que las ceremonias canceladas no se reprogramen pronto.
En Boston, varias organizaciones han ofrecido acompañamiento psicológico a los afectados, especialmente a quienes acudieron con familias completas y experimentaron la cancelación como un momento traumático. La ceremonia de naturalización es, para muchos, un símbolo de arraigo y logro personal.
Activistas locales consideran que la intervención federal en Faneuil Hall marca un precedente preocupante y temen que episodios similares se produzcan en espacios que históricamente han sido considerados seguros para la comunidad inmigrante.
Con el avance de las nuevas restricciones, los inmigrantes provenientes de los países señalados han comenzado a preguntarse si tendrán oportunidades reales de completar sus procesos o si quedarán atrapados en una pausa indefinida que afectará su estabilidad y la de sus familias.
Mientras se espera claridad gubernamental, la comunidad inmigrante de Boston continúa expresando su decepción y su preocupación, al tiempo que organizaciones civiles buscan presionar para que se restablezcan las ceremonias y se respeten los derechos de quienes ya estaban en procesos avanzados. El episodio del jueves no solo interrumpió una ceremonia, sino que reabrió un debate nacional sobre el trato que reciben los inmigrantes y la dirección que tomará la política migratoria en los próximos meses. Para muchos, lo ocurrido en Boston es un recordatorio de la fragilidad del sistema y de la necesidad de reformas profundas.
Con información de EFE.
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