Experto en migración proyecta que Trump deportará a 150 mil mexicanos

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Dallas, Texas.-   Mi proyección es que estarían deportándose solamente para México y Centroamérica alrededor de 150 mil personas”, indicó Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo de la organización Diálogo Interamericano. Orozco, también miembro del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard y asesor principal del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, compartió estas estimaciones durante el foro “Trump 2.0: Perspectivas y desafíos para Centroamérica, Cuba y Venezuela”, organizado por Expediente Abierto y Gobierno y Análisis Político.

Según el experto, la futura administración de Donald Trump, en caso de ganar las elecciones y regresar al poder, podría deportar a aproximadamente 150 mil personas de México y Centroamérica que actualmente viven en Estados Unidos con estatus migratorio irregular. De esta cifra, se estima que unos 65 mil serían mexicanos.

Manuel Orozco explicó que, aunque la promesa de deportaciones masivas fue uno de los pilares fundamentales de la campaña de Trump, es probable que su implementación sea más pragmática una vez que asuma la presidencia. “El punto medular no es determinar la probabilidad de si va a cumplir con la promesa, sino cómo se va a ejecutar esa promesa”, puntualizó Orozco.

Esta posición pragmática responde a los retos económicos, sociales y políticos que enfrenta Estados Unidos en el contexto actual. Las deportaciones a gran escala no solo tendrían un impacto humano significativo, sino que también afectarían la economía estadounidense y las relaciones diplomáticas con los países de origen de los migrantes.

En el caso de México y Centroamérica, la posible deportación de 150 mil personas podría representar un desafío considerable para las economías de estos países, que ya enfrentan dificultades estructurales como altos niveles de desempleo, pobreza y violencia. La llegada repentina de miles de personas podría presionar los sistemas sociales y económicos, complicando aún más la situación.

Orozco destacó que México, por ejemplo, tendría que absorber a alrededor de 65 mil ciudadanos en un corto periodo de tiempo, lo que requeriría una respuesta coordinada por parte del gobierno federal y estatal. Programas de reintegración laboral, capacitación y apoyo a los deportados serían fundamentales para evitar una crisis social y económica.

Por otro lado, países como Guatemala, Honduras y El Salvador también enfrentarían serios desafíos. En Centroamérica, donde la migración ha sido históricamente una válvula de escape a la falta de oportunidades y la violencia, el retorno de miles de personas podría exacerbar las tensiones sociales y aumentar la competencia por empleos ya limitados.

El impacto en las remesas también es un factor clave. Orozco señaló que las remesas enviadas por migrantes desde Estados Unidos representan una parte vital de las economías de México y Centroamérica. Una deportación masiva podría reducir significativamente el flujo de estas transferencias, lo que afectaría directamente a millones de familias que dependen de este ingreso para subsistir.

A nivel político, la implementación de esta medida podría tensar las relaciones entre Estados Unidos y los países de la región. Los gobiernos de México y Centroamérica tendrían que negociar con la administración de Trump para buscar soluciones conjuntas que mitiguen el impacto de las deportaciones y aseguren un trato digno a los migrantes.

Asimismo, organizaciones de derechos humanos han manifestado su preocupación por el posible regreso de políticas migratorias consideradas extremas. Abogados y activistas han advertido que el aumento de deportaciones podría llevar a violaciones de derechos humanos, especialmente si no se respetan los procedimientos legales para los migrantes que buscan asilo o que tienen vínculos familiares en Estados Unidos.

En el foro, Orozco también hizo hincapié en la necesidad de abordar las causas estructurales de la migración en la región. “Si no se invierte en el desarrollo económico y la creación de oportunidades en los países de origen, la migración seguirá siendo una salida inevitable para miles de personas”, afirmó.

El experto también planteó que la cooperación internacional será clave para enfrentar los desafíos que podrían surgir con una política migratoria más estricta. Programas de inversión en educación, infraestructura y fortalecimiento institucional serían fundamentales para generar condiciones que permitan a los ciudadanos prosperar en sus propios países.

En cuanto a la opinión pública en Estados Unidos, la promesa de deportaciones masivas ha generado reacciones encontradas. Mientras algunos sectores consideran que es una medida necesaria para proteger la economía y la seguridad del país, otros argumentan que es una acción injusta y desproporcionada que impactará negativamente a familias trabajadoras y comunidades enteras.

Trump asegura que México y Canadá están “avisados” del lío económico que causan sus migrantes

El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, aseguró que los Gobiernos de México y Canadá están “avisados” del problema económico que causan sus migrantes a Estados Unidos y repitió la mentira de que muchos de los extranjeros que llegan al país salen de cárceles latinoamericanas. No podemos dejar que estas personas entren a nuestro país y ellos entienden, están muy bien avisados”, señaló este lunes Trump al referirse a los gobiernos de México y Canadá.

Durante una conferencia de prensa en Mar-a-Lago, en su residencia en Palm Beach (Florida), el republicano, que asume su segundo gobierno en enero próximo, recordó que ha hablado del tema con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

“Van a tener que impedir que esto suceda. Perdemos mucho dinero con México. Perdemos mucho dinero con Canadá, una cantidad enorme”, enfatizó Trump.

El expresidente repitió afirmaciones engañosas acerca de que las naciones latinoamericanas envían a sus prisioneros a los Estados Unidos.

Sin embargo, según grupos proinmigrates, la mayoría de los migrantes que cruzan la frontera son aquellos que huyen de la pobreza, la persecución y la violencia.
“Estamos subsidiando a Canadá. Estamos subsidiando a México (…), y me llevo muy bien con la gente de México y Canadá, pero no podemos permitir que eso suceda”, aseguró.

“No es justo. No está bien. Y la gente de México y Canadá lo entiende perfectamente”, indicó.

El presidente electo afirmó además que continuará las construcción del muro fronterizo con México, aunque se quejó de que este costará “cientos de millones” de dólares más que el primer tramo que hizo en su anterior mandato (2017-2021).

“Es un proceso muy caro, una pared muy cara”, recordó del primer muro, que utilizó el acero. Agregó que la industria de la construcción actual ha mejorado y que es mucho lo que se puede hacer con el hormigón.

“Tenemos un hormigón muy resistente y, además, una barra de refuerzo”, manifestó Trump, quien se refirió también a su plan de deportaciones masivas como eje de su política migratoria.

Trump se compromete a continuar la construcción del muro fronterizo con México

El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, se comprometió a continuar con la construcción del muro fronterizo con México, aunque se quejó de que este costará “cientos de millones” de dólares más que el primer tramo que se realizó durante su anterior mandato (2017-2021). Durante una conferencia de prensa llevada a cabo en Mar-a-Lago, su residencia en Palm Beach, Florida, Trump explicó que el aumento en los costos está vinculado a factores económicos y a los materiales utilizados.

“Es un proceso muy caro, una pared muy cara”, recalcó Trump, recordando que el primer muro implementado durante su gobierno anterior fue construido principalmente con acero. Sin embargo, agregó que la industria de la construcción ha avanzado significativamente en los últimos años y que actualmente existen mejores opciones tecnológicas y materiales más resistentes, como el hormigón reforzado.

Trump señaló que su nueva propuesta incluye el uso de “hormigón muy resistente” combinado con barras de refuerzo de acero, lo que, según él, permitirá construir una estructura más duradera y difícil de atravesar. Aunque no ofreció cifras exactas sobre el presupuesto estimado, sí adelantó que los costos serán considerables y se necesitará una asignación especial de fondos por parte del Congreso.

La continuación del muro fronterizo se ha convertido nuevamente en uno de los pilares de la agenda política de Trump, quien asumirá su segundo mandato el próximo 20 de enero. Esta medida busca reforzar las políticas migratorias estrictas que fueron una característica distintiva de su primera administración.

El mandatario electo también se refirió a su plan de deportaciones masivas como el eje central de su política migratoria. Trump afirmó que estas acciones serán ejecutadas de manera “rápida y eficiente”, enfocándose en personas que, según sus palabras, representan “una amenaza para la seguridad pública y la economía del país”. Aunque no proporcionó detalles específicos sobre el cronograma o la cantidad de personas que podrían ser deportadas, aseguró que su administración tendrá “mano firme” en el control migratorio.

El anuncio ha generado reacciones mixtas tanto en Estados Unidos como en México. Los defensores de los derechos de los migrantes han manifestado su preocupación por el impacto humanitario que podría tener la construcción del muro y la implementación de deportaciones masivas. Diversas organizaciones han advertido que estas medidas podrían separar a familias y afectar a comunidades enteras que dependen del trabajo de los migrantes. Por su parte, el gobierno mexicano ha reiterado su postura de rechazo a la construcción del muro. Autoridades de la Secretaría de Relaciones Exteriores han declarado que el muro fronterizo “no es una solución viable” para los desafíos migratorios y han insistido en la necesidad de abordar las causas estructurales de la migración, como la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades en la región.

Economistas y analistas han destacado que el costo del muro podría superar con creces las estimaciones iniciales del gobierno de Trump. Expertos en infraestructura han señalado que la construcción de un muro de concreto reforzado a lo largo de la frontera, que abarca más de 3,000 kilómetros, representaría no solo un desafío financiero, sino también logístico y medioambiental.

En este contexto, los efectos políticos del muro también son evidentes. Para Trump, la continuación del muro representa una promesa de campaña cumplida y un símbolo de su compromiso con el electorado que lo respalda. Sin embargo, para la oposición demócrata, la medida es vista como un gasto innecesario y una política que fomenta la división y la xenofobia.

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