Estados Unidos elige entre Donald Trump y Kamala Harris, ganando Trump en encuestas
Las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos llegaron con una fuerte dosis de incertidumbre y tensión, reflejando una nación profundamente dividida. Al finalizar la jornada de votación el 4 de noviembre, la expectativa sobre los resultados era palpable, ya que los dos principales candidatos —el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris— se encontraban prácticamente empatados en las encuestas, especialmente en los Estados decisivos. Estos Estados, conocidos como «swing states», jugarían un papel crucial en definir quién ocupará la Casa Blanca durante los próximos cuatro años.
La campaña estuvo marcada por un clima de polarización, con ambos candidatos enfocándose en temas que apelan a sus bases. Trump, exmandatario y figura clave en el Partido Republicano, centró su campaña en temas de seguridad fronteriza, economía y una retórica de «recuperar» el país, apelando a un segmento conservador que teme cambios radicales en la estructura política y social. Harris, en contraste, se presentó como la alternativa demócrata que busca consolidar derechos sociales y mejorar la situación económica para los sectores menos favorecidos, además de promover políticas ambientales más estrictas. En el contexto de estos comicios, la cuestión del conteo de votos genera preocupación. Con la experiencia de las elecciones de 2020, donde la pandemia impulsó el voto por correo y generó una demora significativa en los resultados, muchos temen que este año se repitan esas mismas tensiones. A pesar de que no se trata de un año electoral con el mismo nivel de voto anticipado por correo, los altos niveles de participación y la paridad en las encuestas sugieren que el conteo final podría tomar varios días, sobre todo en aquellos Estados que tradicionalmente presentan dificultades para procesar el voto. Los resultados preliminares de la noche electoral no fueron concluyentes en algunos de los estados clave. Aunque hubo victorias tempranas en estados firmemente alineados con uno de los dos partidos, como Texas para los republicanos y California para los demócratas, en lugares como Pensilvania, Georgia y Arizona el margen de diferencia entre Trump y Harris era demasiado estrecho para declarar un ganador definitivo. Esto dejó al país en un estado de suspenso, con ambas campañas anticipando la posibilidad de impugnar resultados en caso de irregularidades.
Los equipos legales de ambos candidatos se prepararon para posibles disputas electorales. En el caso de Trump, su equipo ya había cuestionado la transparencia del proceso en algunos estados, insinuando que podrían presentarse irregularidades. Por su parte, el equipo de Harris se mostró confiado en que cada voto sería contabilizado y que, en caso de cualquier disputa, estarían listos para responder. Esta situación recuerda la elección del año 2000, cuando la contienda entre George W. Bush y Al Gore terminó en una disputa judicial que fue resuelta por la Corte Suprema.
El rol de la Corte Suprema también podría ser fundamental si el resultado sigue siendo incierto en los próximos días. Con una mayoría conservadora, algunos analistas han señalado que cualquier disputa que llegue al máximo tribunal podría inclinarse a favor de Trump, aunque la Corte ha insistido en que actuará con imparcialidad. Para muchos estadounidenses, esta posibilidad incrementa la sensación de incertidumbre sobre el proceso electoral y refuerza la idea de que el sistema podría estar sesgado.
Las protestas en las calles, aunque mayormente pacíficas, reflejaron la frustración y el cansancio de los ciudadanos ante una campaña marcada por la confrontación y la falta de consenso. En ciudades como Nueva York y Los Ángeles, grupos de manifestantes salieron a las calles pidiendo transparencia en el proceso y exigiendo que se respete el voto de todos los estadounidenses. Estos movimientos son una señal de que, sin importar quién resulte ganador, el próximo presidente enfrentará el desafío de gobernar un país dividido.
Al cierre de la jornada, Kamala Harris expresó en un comunicado su gratitud hacia sus votantes y reafirmó su compromiso con un proceso electoral justo y transparente. Por su parte, Donald Trump también se dirigió a sus seguidores, confiando en que el conteo final le daría la victoria. Ambos candidatos evitaron declararse ganadores, conscientes de que los resultados aún podrían cambiar. Esto agregó más suspenso y mantuvo la atención del público en lo que sigue siendo una de las elecciones más cerradas y observadas de la historia reciente.
La vicepresidenta Kamala Harris cerró su campaña en Filadelfia la noche del lunes, mientras el expresidente Donald Trump se preparaba para su mitin final en Míchigan. Ambos candidatos instaron a sus seguidores a movilizarse en lo que se anticipa como una de las elecciones más disputadas en la historia reciente de Estados Unidos. En sus discursos, destacaron visiones contrastantes para el futuro del país, reflejando la polarización que enfrentan los votantes en estas elecciones.
Harris se presentó como la opción que podría unir a la nación, enfatizando la importancia de la inclusión y el respeto mutuo. «Es el momento de abrazar un camino donde veamos a nuestros compatriotas como aliados, no como adversarios», declaró a una multitud entusiasta en Allentown, Pennsylvania. La vicepresidenta también advirtió sobre los peligros que podría representar un regreso de Trump a la Casa Blanca, especialmente en lo que respecta al derecho al aborto.
Por su parte, Trump dirigió su mensaje a los votantes en un tono sombrío y alarmista, abordando temas como el aumento de la delincuencia y los desafíos de la inmigración. En un mitin celebrado en Pittsburgh, dijo con énfasis: «Solo queda un día, ¿no es emocionante? Este es el momento que hemos estado esperando por años». Su retórica se centró en crear un sentido de urgencia, animando a sus seguidores a salir a votar y a sentirse motivados por la posibilidad de un cambio.
Ambos candidatos dedicaron gran parte de su última jornada de campaña a Pennsylvania, un estado crucial que aporta diecinueve votos electorales, subrayando su relevancia en esta contienda. Harris realizó paradas estratégicas en Allentown y Scranton antes de finalizar su recorrido en Filadelfia, donde buscó energizar a su base de votantes. Trump, por su parte, hizo una escala en Reading como parte de su ruta de tres estados, culminando en Grand Rapids, Míchigan, una ciudad donde ya había realizado mítines en 2016 y 2020.
La apremiante necesidad de movilizar a sus bases se hizo evidente, con ambos candidatos reconociendo que las encuestas reflejan una competencia cerrada. Aunque no se atrevían a hacer predicciones sobre el resultado, el ambiente estaba cargado de incertidumbre. En el campamento de Trump, surgieron preocupaciones tras observar los datos de voto anticipado, que mostraban un fuerte apoyo de las mujeres hacia Harris, un grupo demográfico que ha sido determinante en elecciones anteriores.
Mientras tanto, Harris intentaba conectar con los votantes a un nivel más personal, enfatizando el impacto que sus decisiones tendrían en la vida diaria de las personas. «Lo que está en juego es la calidad de vida de nuestras familias y la libertad de tomar decisiones sobre nuestros propios cuerpos», destacó. Con cada palabra, buscaba reforzar la idea de que su campaña representaba una opción de progreso y protección de derechos fundamentales.
Ambos candidatos, conscientes del poder del electorado, trabajaron incansablemente hasta el último minuto para asegurar que sus mensajes llegaran a la mayor cantidad de personas posible. La atmósfera en Pennsylvania era palpable, con la pasión de los partidarios manifestándose en cada mitin y evento. A medida que se acercaba el día de la elección, el futuro del país se mantenía en la balanza, con una división clara entre las visiones de ambos contendientes.
Este desenlace, lleno de tensión y emoción, marcará un hito en la historia electoral de Estados Unidos. Cada uno de los votantes se enfrentaba a una decisión crítica que podría definir el rumbo de la nación en los próximos años. La llegada del día de la elección promete ser un momento decisivo en el que los ciudadanos tendrán la oportunidad de hacer oír su voz en medio de un panorama político cada vez más polarizado.
La mirada en los estados clave
Según las encuestas agregadas de los últimos días, la demócrata supera al republicano solo en los estados de Wisconsin (que envían 10 compromisarios al Colegio Electoral) y Míchigan (15 compromisarios) por apenas una décima en ambos: 48.3 por ciento de Harris frente a 47.3 % en Wisconsin, y 48 por ciento frente a 47 % de Trump en Míchigan.
Mientras que el expresidente republicano lleva la ventaja en Carolina del Norte (que envía 16 compromisarios), Georgia (otros 16 compromisarios) y Arizona (11 compromisarios) también con una distancia muy corta de entre uno y dos puntos.
Así, los sondeos le dan a Trump 48.3 por ciento frente al 47.3 % de Harris en Carolina del Norte; 48.4 por ciento frente al 47.2 % en Georgia; y 48.9 por ciento frente al 46.6 % en Arizona, el estado con más margen de victoria para el expresidente.
Pensilvania, el estado con más compromisarios (19), y Nevada (6 compromisarios) son las dos incógnitas mayores, pues ambos candidatos están empatados con menos de medio punto de margen.
Sin embargo, mientras hace unos meses la ventaja en estos dos territorios la tenía Harris, ahora la balanza parece decantarse, dentro de los márgenes de error, por Trump, que se lleva el 47.9 por ciento frente al 47.8 % en Pensilvania y el 47.8 por ciento frente al 47.4 % en Nevada. El margen, sin embargo, básicamente les deja empatados.
Campaña de Harris augura unas elecciones “ajustadas” y pide calma ante conteo de votos
La campaña de la vicepresidenta de EE.UU. Kamala Harris auguró unas elecciones “increíblemente ajustadas” y pidió calma ante el conteo de votos, que espera retrase los resultados finales de las elecciones por varios días.
En una llamada con periodistas, Jen O’Malley Dilon, la directora de la campaña de Harris, indicó que el equipo demócrata espera ver los resultados “casi completos” del conteo en solo algunos estados la misma noche electoral. Entre ellos, varios estados bisagra: Georgia, Carolina del Norte y Michigan.
Por otro lado, la campaña demócrata espera que los resultados de Pensilvania, Winsconsin y Arizona y Nevada se retrasen hasta después del miércoles.
“Creemos que está carrera va a ser increíblemente reñida, por lo que es posible que no sepamos los resultados finales de esta elección durante varios días”, subrayó O’Malley, “estamos concentrados en mantener la calma y la confianza durante este periodo”.
La campaña de Harris indicó también que espera que el expresidente Donald Trump aproveche ese periodo de incertidumbre para denunciar un supuesto fraude electoral, diseminar desinformación y “proclamar una victoria prematura”.
“Estas acciones fracasarán porque será los votantes y no Trump quien elija a su próximo presiente”, indicó Dana Remus, consejera y abogada para el equipo Harris. Las asesoras expresaron sentirse confiadas en el sistema electoral de EE.UU., asegurando que estos comicios serán “los más seguros en la historia del país.
No obstante, indicaron que ya han desplegado cientos de abogados en todo el país para enfrentarse a posibles demandas por parte del equipo republicano que pongan en tela de juicio el conteo o los resultados de las distintas regiones del país.
“No será un proceso rápido pero los hechos están de nuestro lado (…) y no permitiremos que Trump denigre las elecciones o la institucionalizad con sus intentos constante por crears caos y duda”, acotó Remus.
Tras los comicios de 2020, en los que el republicano perdió ante el actual presidente Joe Biden, los abogados de Trump presentaron decenas de demandas en tribunales en todo el país alegando “fraude electoral”.
La mayoría de esos recursos fueron desestimados por jueces a nivel federal y estatal. A su vez, tanto expertos como diferentes estudios han demostrado que las instancias de fraude electoral en EE.UU. son extremadamente escasas.
Durante este ciclo electoral, tanto Trump como importantes figuras republicanas han promovido ya la narrativa falsa de que “millones” de migrantes que no tienen nacionalidad estadounidense votarán en estas elecciones para favorecer a los demócratas.
A su vez, tanto el Partido Republicano como políticos dentro del partido han presentado ya varias demandas en estados como Pensilvania, Virginia y Texas para “depurar” las listas de votantes previo a los comicios.
Harris y Trump apuran las últimas horas cortejando el decisivo voto latino de Pensilvania
Todos los ojos están puestos en el voto hispano dado que Pensilvania ha doblado en dos décadas la población latina
noviembre 4, 2024
La candidata demócrata a la Casa Blanca, la vicepresidenta Kamala Harris, y su rival republicano, el expresidente Donald Trump, visitaron este lunes dos ciudades de mayoría latina en el decisivo estado de Pensilvania, en busca del voto hispano que puede decantar las elecciones de mañana. La visita el mismo día de Harris en Allentown y de Trump en Reading, dos municipios vecinos, llega después de la polémica por el chiste racista de un cómico en un mitin republicano en Nueva York que calificó a Puerto Rico de “isla de basura”. “Estados Unidos está listo para un nuevo comienzo y está listo para un nuevo camino a seguir en el que veamos a nuestros conciudadanos no como un enemigo sino como un vecino”, declaró la vicepresidenta durante su mitin.
Harris estuvo acompañada del rapero de origen puertorriqueño Fat Joe, quien criticó la retórica antiinmigración de Trump y recordó la polémica que desató el republicano durante su primer mandato cuando fue a Puerto Rico a arrojar pañuelos a los damnificados del huracán María en 2017.
“Estoy hablando con algunos puertorriqueños indecisos, especialmente en Pensilvania. ¿Qué más tienen que hacer (los republicanos) para demostrarles quiénes son?”, cuestionó Fat Joe.
Por su parte, tras pasar por Carolina del Norte, Trump dio un mitin electoral en Reading, con un aforo medio lleno, donde reiteró que si gana mañana lanzará “la mayor deportación de criminales en toda la historia de Estados Unidos”.
El magnate neoyorquino estuvo precedido por el senador de Florida, Marco Rubio, quien se dirigió al público en español. “No entendí ni una maldita palabra de lo que estaba diciendo. Pero es genial”, dijo Trump sobre su compañero.
Los 19 votos electorales que aporta Pensilvania, el mayor de los siete estados bisagra, son la joya de la corona de las elecciones del martes, en las que las encuestas dibujan un escenario tan ajustado que hacer predicciones resulta imposible.
Este estado del antiguo cinturón industrial del país votaba tradicionalmente demócrata hasta que Trump le dio la vuelta en 2016 y, cuatro años después, Joe Biden ganó al republicano con un estrecho margen de 80 mil votos.
Todos los ojos están puestos en el voto hispano dado que Pensilvania ha doblado en dos décadas la población latina hasta los 620 mil registrados para votar. Más de la mitad de la población de Allentown y Reading es latina, la mayoría puertorriqueños, seguido de los dominicanos.
Aunque Trump no se ha disculpado por el chiste del comediante Tony Hinchcliffe en su mitin de Nueva York, pocos días después visitó Allentown y prometió: “Les traeré el mejor futuro a los puertoriqueños y a los hispanos”.
La polémica se agrandó todavía más cuando Biden respondió al chiste calificando de “basura” a los seguidores de Trump, unas palabras que la Casa Blanca matizó y de las que Harris se desmarcó.
La candidata demócrata cerrará su campaña esta noche con un gran concierto en Filadelfia, Pensilvania, acompañada de Lady Gaga y Ricky Martin, mientras Trump pondrá punto y final a la campaña desde Gran Rapids, en el estado del voto decisivo de Míchigan.
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