Donald Trump retoma la Casa Blanca con arrolladora victoria, vuelve con todo al poder

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El triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024 marcó una de las victorias más inesperadas en la política estadounidense. Tras perder en 2020, Trump logró un regreso significativo, impulsado por un descontento generalizado con el estado del país bajo la administración de Joe Biden. La campaña de Trump se centró en temas como la inmigración, el control de la inflación, y una crítica feroz al sistema de justicia, lo que resonó principalmente con los votantes de clase trabajadora, especialmente en estados clave como Pensilvania, Arizona y Michigan. A lo largo de la campaña, Trump destacó su mensaje nacionalista y en contra de la intervención del gobierno federal, una postura que atrajo tanto a votantes rurales como a aquellos que históricamente se habían inclinado hacia los demócratas. En particular, logró aumentar su apoyo entre votantes hispanos y afroamericanos, un fenómeno inesperado que ayudó a ampliar su base.. En cuanto a su discurso, Trump continuó desafiando el sistema político tradicional y se centró en atacar a su oponente, la vicepresidenta Kamala Harris, a quien presentó como una extensión de un gobierno impopular. A lo largo de su campaña, también dejó claro su enfoque en cuestiones como el aborto, la inmigración y las políticas fiscales, proponiendo un endurecimiento de las políticas migratorias y nuevos recortes de impuestos. Además, su promesa de «liberar» a los votantes del sistema judicial que lo había perseguido también fue un tema recurrente, especialmente en lo que respecta a las investigaciones legales que enfrentaba. La victoria de Trump consolidó aún más su dominio dentro del Partido Republicano, transformándolo en una figura central que definirá el futuro de la política estadounidense durante los próximos años. Aunque su rivalidad con Biden fue intensa, el desgaste de la administración demócrata y su incapacidad para conectar con votantes clave en ciertos estados permitió que Trump tomara la delantera. El virtual presidente de EE.UU., Donald Trump, se hizo también con el ‘estado bisagra’ de Arizona y los 11 compromisarios que estaban en disputa en dicho territorio, según proyecciones de la cadena CNN y la agencia Associated Press. El triunfo en Arizona se suma al del resto de ‘estados bisagra’ en estos comicios –Wisconsin, Míchigan, Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte y Nevada- donde también se impuso Trump, que finalmente ha sumado 312 votos electorales frente a los 226 de la candidata demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris.

Trump, que oficialmente ya se proclamó como vencedor de los comicios presidenciales de EE.UU. el miércoles, revierte así el resultado obtenido en Arizona en 2020, cuando el todavía presidente Joe Biden ganó por 10 mil 457 votos en la batalla electoral por estados más ajustada de aquel año.
Con el condado de Maricopa como epicentro, Trump se encargó entonces de propagar teorías conspirativas infundadas sobre el amaño de las elecciones, que han planeado durante los últimos cuatro años en la mente de muchos republicanos y que han salido a relucir constantemente durante la reciente campaña. En este estado ubicado en el conocido como ‘Cinturón del Sol’, que se antojaba clave para el devenir de las elecciones antes de que el magnate republicano ganara con tanta solvencia, Trump sí se impuso en 2016 a Hillary Clinton por cuatro puntos. Arizona históricamente había sido un estado de tendencia republicana -la victoria de Biden fue la segunda para un candidato demócrata en los últimos 28 años-, pero el rápido crecimiento de la población latina y divisiones dentro de los republicanos en dicho estado complicaban la tarea de recuperarlo. De hecho, desde la última victoria de Trump allí (2016), el Partido Demócrata había conseguido elegir a la gobernadora del Estado, Katie Hobbs; a dos senadores y a otros funcionarios de alto nivel estatal. Tanto Harris como Trump, que contaba con una ligera ventaja en las encuestas para Arizona pero dentro del margen de error, visitaron la frontera entre este estado y el vecino México durante la campaña para cautivar a los votantes.

Trump guarda silencio mientras diseña su futuro gabinete y prepara la transición

El futuro presidente de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, permanece encerrado en su cuartel de Florida, alejado del foco público para atender llamadas, mientras prepara la transición de poderes y diseña el gabinete que lo acompañará cuando asuma el poder. El magnate neoyorquino, que ya gobernó el país entre 2017 y 2021, no comparece en público desde su discurso de victoria el miércoles de madrugada tras derrotar a su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, y también ha bajado el ritmo a su frenética actividad en redes sociales. Habrá reunión con Biden
La Casa Blanca anunció este sábado que el presidente saliente, el demócrata Joe Biden, recibirá a Trump el miércoles en el Despacho Oval para iniciar las conversaciones para la transición de poderes que concluirá con la investidura del republicano el 20 de enero.

Este tradicional encuentro entre el presidente electo y el mandatario saliente no se produjo hace cuatro años porque entonces Trump se negó a aceptar la derrota electoral frente a Biden. Trump se convirtió además en el primer presidente en 150 años en no asistir a la toma de posesión de su sucesor.

En un discurso a la nación el jueves, Biden prometió que habrá una “transición pacífica de poderes” en Estados Unidos.

Encerrado en su mansión de Mar-a-Lago, en West Palm Beach (Florida), Trump mantiene reuniones y llamadas con sus colaboradores para diseñar su regreso a la Casa Blanca y configurar el gabinete de su segundo mandato, cuyos nombres podrían comenzar a conocerse en los próximos días.

El único cargo confirmado hasta ahora es el de Susie Wiles, quien se convertirá en la primera mujer que ejerce como jefa de gabinete de la Casa Blanca, uno de los cargos más importantes de Washington. Wiles, más partidaria de operar entre bambalinas que del foco público, fue una de las más importantes asesoras de la campaña de Trump, quien le ha atribuido a ella gran parte del mérito por la victoria del pasado martes.

Se busca fiscal general
Trump está especialmente centrado en la elección del próximo fiscal general ya que, como dijo durante la campaña, cree que el presidente debe poder interferir en las decisiones del Departamento de Justicia y buscar represalias contra sus rivales políticos.

El republicano tuvo una tensa relación con los fiscales generales de su primer mandato, Jeff Sessions y William Barr, y dijo que pretende despedir en su primer día al fiscal especial Jack Smith que lo investiga por el asalto al Capitolio de 2021. CNN informó que uno de los que encabezan la lista es el senador de Misuri Eric Schmitt, un cercano aliado de Trump que lo ayudó a prepararse para los debates electorales de esta campaña.

Para secretario de Estado suena el senador de Florida Marco Rubio, quien estuvo en la lista de posibles vicepresidentes, y para Defensa el ex ecretario de Estado Mike Pompeo, entre otros.

También en Mar-a-Lago, el próximo presidente estadounidense ha recibido llamadas de felicitación de unos 70 líderes mundiales, como el presidente chino, Xi Jinping; la mexicana, Claudia Sheinbaum; el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu; o el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

En la llamada con Zelenski también participó el magnate Elon Musk, que desde el inicio de la guerra ha facilitado el acceso a internet en Ucrania con su satélite Starlink y que suena para un posible cargo en la nueva Administración de Trump.

Camino a la mayoría en el Congreso
A falta de que concluya el escrutinio en el estado de Arizona, el último por adjudicar, Trump ganó 301 votos electorales, 31 votos más de los 270 necesarios para hacerse con la presidencia, frente a los 226 cosechados por Harris.

Además de la Casa Blanca, los republicanos conquistaron la mayoría en el Senado y el escrutinio en la Cámara de Representantes apunta también a una mayoría conservadora, lo que dotaría a Trump de un amplio poder hasta las elecciones de medio mandato de 2026. Mientras, los demócratas buscan explicaciones por su derrota electoral y la influyente demócrata Nancy Pelosi culpó a Biden por no haberse retirado antes de la carrera presidencial y no haber facilitado unas primarias abiertas para elegir a otro candidato que no fuera la vicepresidenta.

Trump llega a la Casa Blanca dispuesto a demoler la lucha contra el cambio climático

Donald Trump regresa a la Casa Blanca en enero con la intención de demoler los cimientos de las actuales políticas medioambientales de Estados Unidos, favorecer los combustibles fósiles y abandonar cualquier tipo de liderazgo internacional en la lucha contra el cambio climático.  Su victoria en las elecciones estadounidenses del martes se produjo pocos días antes de que el mundo inicie el 11 de noviembre en Azerbaiyán la COP29, la reunión de la ONU para avanzar los objetivos de la lucha global contra la crisis climática. Y la segunda presidencia del político republicano es una de las peores noticias que muchos delegados de COP29 querían escuchar: la llegada al poder de un negacionista del cambio climático. En 2020, durante su primer mandato, Trump retiró a EE.UU. del Acuerdo de París al rechazar la ciencia y calificar la crisis climática como un “fraude”. Cuatro años después, sus opiniones no sólo no han cambiado, sino que su negacionismo se ha visto reforzado. El negacionsimo climático de Trump
En agosto de este año, durante una entrevista con el empresario Elon Musk en la red social X, Trump expresó su rechazo frontal a la lucha contra el cambio climático. “Lo que no entiendo es que la gente hable de calentamiento global o cambio climático pero nunca hable del ‘calentamiento nuclear’”, explicó en referencia al arsenal de armas nucleares que poseen varios países.

“Para mí el gran problema no es el cambio climático. No lo es. Todo es un problema, pero son grados. Para mí el gran problema es el poder nuclear. El poder nuclear es tan grande”, añadió entre palabras de aprobación de Musk. El Proyecto 2025, redactado por el laboratorio conservador Heritage Foundation y que es considerado por numerosos analistas como la guía de ruta para la segunda presidencia de Trump, dedica un capítulo a la Agencia de Protección Medioambiental (EPA en inglés), una de las principales herramientas de Washington para luchar contra la crisis climática.

Proyecto 2025 acusa a EPA de ser “un caldo de cultivo para la expansión de la influencia y el control del Gobierno federal en toda la economía“, infiltrada por activistas que ignoran “la voluntad del Congreso”, por lo que plantea una radical reestructuración “para volver a lo básico”, que se ejecutará el primer día de Trump en la Casa Blanca con una orden ejecutiva.

Fiel a su papel como material explosivo para demoler la arquitectura reguladora de Estados Unidos, el texto también aboga por la desaparición de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA en inglés), que entre otras misiones estudia el clima y vigila los océanos.

La guerra de guerrillas medioambientalista

Aunque Trump se quiso distanciar del Proyecto 2025 durante la campaña electoral, pocos dudan que el republicano deshará tanto como pueda el andamiaje legislativo y normativo que constriñe a los sectores más contaminantes y favorece la economía verde. En octubre, en un mitin, el entonces candidato aseguró que en cuanto vuelva al poder el 20 de enero van a “perforar, cariño, perforar”, en referencia a la expansión del sector petrolífero. El republicano también quiere cancelar la Ley de Reducción de la Inflación del actual presidente, Joe Biden, que destina centenares de miles de millones de dólares a descarbonizar la economía del país.

Pero una cosa son las intenciones y otra los hechos. El movimiento medioambientalista estadounidense ya tiene una estrategia para intentar parar los pies a Trump. Básicamente, una guerra de guerrillas jurídica.

“En la primera presidencia de Trump, Sierra Club presentó más de 300 demandas judiciales que bloquearon muchos de sus intentos de eliminar las protecciones medioambientales”, declaró el jueves en una rueda de prensa Ben Jealous, director ejecutivo de Sierra Club.

“Nuestra operación no sólo está preparada, sino que ya está en marcha para asegurar que quienes intentan abusar del poder del Gobierno tengan que rendir responsabilidades”, añadió.

Líderes de otras organizaciones medioambientales también destacan que aunque Trump puede sacar de nuevo a EE.UU. del Acuerdo de París, su presidencia sólo durará cuatro años y el próximo presidente podrá reintegrar al país en el tratado el primer día de su mandato, como ya hizo en 2021 Biden.

¿Quiénes suenan para el gabinete de Trump?

El nombramiento de Susie Wiles como jefa de gabinete de la Casa Blanca es el primer cargo anunciado por el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para un segundo mandato en el que se espera que se rodee de colaboradores muy leales. Trump, que acabó peleado con muchos miembros de su primer gabinete, especialmente tras el asalto al Capitolio, tendrá como vicepresidente a JD Vance, senador de Ohio que fue crítico con él en el pasado, pero que ahora lo respalda plenamente.

Mientras, Wiles, la primera mujer nombrada jefa de gabinete de la Casa Blanca, uno de los cargos más importantes de Washington, ha sido una de las principales asesoras de la campaña republicana y el propio Trump le atribuye el mérito por la victoria del pasado martes sobre la candidata demócrata, Kamala Harris.

Elon Musk y Kennedy Jr.
Una de las personas que podría tener un gran protagonismo es el hombre más rico del mundo, Elon Musk, director de Tesla y SpaceX y propietario de la red social X, desde donde ha impulsado una fuerte campaña a favor del republicano.

Trump ofreció a Musk dirigir una oficina para la “eficiencia gubernamental” con el objetivo de recortar los gastos de la burocracia y cumplir con el objetivo del republicano de eliminar lo que él llama el “Estado profundo”.

También se espera algún cargo para Robert F. Kennedy Jr., sobrino del expresidente demócrata John F. Kennedy, quien retiró su candidatura presidencial como independiente para respaldar a Trump, un gesto rechazado por la dinastía Kennedy.

Este polémico empresario, conocido por sus posturas antivacunas, ha dicho que podría tener un papel importante en la política sanitaria de la próxima Administración de Trump.

Stephen Miller, uno de los grandes ideólogos de la política antiinmigración de Trump, podría además tener algún puesto importante en la Casa Blanca.

Una de las decisiones más trascendentales que debe tomar el próximo presidente es el nombramiento del fiscal general que dirigirá el Departamento de Justicia y cerrará los dos casos penales que pesan sobre el republicano por el asalto al Capitolio y por haberse llevado documentos clasificados de la Casa Blanca.

Tras una tensa relación con los fiscales de su primer mandato, Jeff Sessions y William Barr, se espera que elija a personas muy leales que nunca le den la espalda, entre los que suena Jeff Clark, ex fiscal general adjunto que fue imputado junto a Trump por injerencia electoral en el estado de Georgia, o el actual fiscal general de Texas, Ken Paxton.

Secretario de Estado
Uno de los nombres con los que más se especula para liderar la diplomacia estadounidense es el de Marco Rubio, senador de Florida que estuvo en la lista de posibles vicepresidentes para un segundo mandato del republicano.

Rubio, de origen cubano, ejerció desde el Comité de Relaciones Exteriores del Senado una notable influencia en la política hacia Latinoamérica del primer mandato de Trump, pero algunos asesores del futuro mandatario creen que su perfil de ‘halcón’ contrasta con la política aislacionista de “Estados Unidos primero” que promueve Trump.

También está en las quinielas Richard Grenell, polémico exembajador de Trump en Alemania, un hombre muy leal al republicano que estuvo involucrado en su intento para revertir su derrota electoral de 2020 en el estado de Nevada. Participó además en un reciente encuentro entre Trump y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Secretario de Defensa
Trump baraja la posibilidad de poner al frente del Pentágono a Mike Pompeo, quien fue secretario de Estado en su primer mandato y es uno de los pocos miembros de su primer gabinete que podrían repetir en el Gobierno.

Otros nombre encima de la mesa son los de Mike Waltz, congresista de Florida y coronel retirado de la Guardia Nacional; y el senador de Arkansas Tom Cotton, quien ya había sonado como secretario de Defensa para el primer mandato de Trump.

Secretario del Tesoro
Al frente del Tesoro estadounidense podría estar Robert Lighthizer, quien ya fue representante de Comercio Exterior en el primer mandato de Trump y es considerado como un escéptico del libre comercio y partidario de la guerra arancelaria con China.

También suenan para el cargo importantes donantes de la campaña de Trump, como los empresarios Howard Lutnick, Scott Bessent o John Paulson.

El gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, está en la lista de posibles secretarios de Energía y la exsecretaria de Educación Betsy Devos podría volver a ese departamento para cumplir con la promesa de Trump de eliminarlo.

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