Trump y Harris su primer cara a cara, una batalla inédita que podría ser la única

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Kamala Harris y Donald Trump se preparan para lo que promete ser uno de los debates más significativos del ciclo electoral, marcado para el 10 de septiembre de 2024. Este enfrentamiento no solo representa su primer cara a cara en esta campaña, sino que también podría ser la única vez que los dos principales candidatos de los partidos más grandes de Estados Unidos se enfrenten antes de las elecciones presidenciales. Se llevará a cabo en el National Constitution Center de Filadelfia, un escenario simbólicamente importante para la democracia estadounidense.

La importancia del debate es enorme. Para Harris, quien se postula como la primera mujer negra y de ascendencia asiática en buscar la presidencia de Estados Unidos, este encuentro es una oportunidad crucial para proyectar su visión y diferenciarse claramente de Trump. Ha pasado meses afinando sus propuestas de política pública, enfocándose en temas como el acceso a la salud, el cambio climático, los derechos reproductivos y la economía. El debate es visto por su campaña como un momento definitorio para conectarse directamente con los votantes indecisos y aquellos que buscan continuidad en las políticas demócratas actuales. Por otro lado, Trump, quien busca recuperar la Casa Blanca después de su derrota en 2020 llega al debate con la intención de reafirmar su base de apoyo y presentarse como la mejor opción para manejar la economía y la política exterior del país. Sus asesores aseguran que su estrategia no ha cambiado mucho desde sus debates anteriores: esperar la oportunidad para atacar y desacreditar a su oponente, especialmente en temas donde perciba vulnerabilidades. Trump ha mantenido su estilo de preparación informal, confiando en su habilidad para improvisar y controlar la narrativa, algo que, según sus asesores, lo hace sentir más cómodo.

El formato del debate se espera que sea más rígido y estructurado que los de 2020, para evitar interrupciones y asegurar que ambos candidatos puedan expresar sus ideas sin ser interrumpidos constantemente. Los moderadores jugarán un papel crucial para mantener el orden y garantizar que el público obtenga respuestas claras sobre temas clave como la economía, la salud pública, la inmigración y la política exterior.

La seguridad también será un factor importante, ya que la presencia de estos dos candidatos ha atraído la atención de los medios y la presencia de manifestantes en apoyo y oposición a ambos lados. Las fuerzas de seguridad locales y federales están preparando operativos para mantener el orden y evitar incidentes como los que se vivieron en debates previos.

Para Harris, el desafío será enfrentarse a la retórica incendiaria y a veces impredecible de Trump sin perder su mensaje. Su equipo ha estado trabajando intensamente en sesiones de preparación para ayudarla a manejar los ataques personales y mantener el foco en los problemas que más preocupan a los votantes, como la desigualdad económica y el acceso a la educación.

Por su parte, Trump intentará proyectar una imagen de fuerza y experiencia, destacando su tiempo en la Casa Blanca y su enfoque en políticas que, según él, impulsaron la economía antes de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, también tendrá que manejar preguntas difíciles sobre los múltiples casos legales que enfrenta y cómo estas situaciones podrían impactar su posible retorno a la presidencia.

Este debate también es un momento crítico para que ambos candidatos se conecten con votantes latinos y afroamericanos, dos grupos demográficos que podrían jugar un papel decisivo en las elecciones. Harris ha centrado parte de su campaña en resaltar su herencia y sus políticas enfocadas en la justicia social, mientras que Trump buscará apelar a los votantes con mensajes sobre empleo, seguridad y reducción de impuestos.

El desempeño de ambos candidatos podría influir significativamente en las encuestas, especialmente entre los votantes indecisos. Los analistas sugieren que el comportamiento y las respuestas de Trump y Harris durante este evento podrían definir la narrativa mediática y dar forma a la percepción pública en las semanas restantes antes de las elecciones.

En términos de estrategia, ambos lados se están enfocando en cómo manejarán las preguntas difíciles. Harris probablemente intentará enfatizar su experiencia como vicepresidenta y su compromiso con las políticas progresistas, mientras que Trump buscará explotar cualquier debilidad percibida y reafirmar su narrativa de «recuperar» América.

Las expectativas son altas para ambos candidatos, y el impacto del debate podría tener consecuencias a largo plazo en el desarrollo de la campaña. Mientras tanto, la audiencia se prepara para un evento lleno de tensiones políticas, donde las diferencias ideológicas entre Harris y Trump se pondrán a prueba en el escenario más visto del país. La pregunta clave es si este debate cambiará las mentes de los votantes, algo que solo el tiempo y las encuestas posteriores podrán revelar.

Trump y Harris ultiman su primer cara a cara, una batalla inédita que podría ser la única

La vicepresidenta estadounidense y candidata demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, y su rival republicano, el expresidente Donald Trump (2017-2021), ultiman la preparación del debate electoral del martes, que será para ambos su primer cara a cara personal y político.

Y es que cuando la demócrata y el republicano entren al National Constitution Center de Filadelfia será la primera vez que se encuentren en persona y se dirijan el uno al otro.

Poco se sabe de cómo está preparando el debate Trump. Asesores del expresidente contaron a CBS News que, acostumbrado a los preparativos informales, ha estado revisando posiciones políticas con su equipo. En una entrevista hace unos días con “Good Morning New Hampshire” Trump se vanagloriaba de que no necesitaba mucha preparación ya que “se ha estado preparando” toda su vida para este debate, que llega en un momento en el que Harris está por delante en las encuestas.

Según la media nacional elaborada por el portal Five Thirty Eight, en el total del voto nacional la vicepresidenta está 2.8 puntos por delante del exmandatario, con el 47.1 por ciento frente al 44.3 por ciento, cuando faltan menos de dos meses para las elecciones del 5 de noviembre.

La campaña de Trump confirmó este lunes que no aterrizará en Filadelfia hasta mañana por la tarde, unas tres horas antes del choque. En cuanto a Harris, la vicepresidenta viajó a Pittsburgh, Pensilvania, el jueves para prepararse.

Según sus asesores, está llevando a cabo simulacros de debates prolongados. Un exasesor de la exsecretaria de Estado y excandidata presidencial Hillary Clinton está interpretando al republicano y, según contó una fuente cercana a CBS News, incluso se viste como Trump.

El debate organizado por ACB News comenzará a las 21:00 h local y durará 90 minutos. Los presentadores David Muir y Lindsey Davis serán los moderadores y, tal y como sucedió en el cara a cara entre Trump y el presidente, Joe Biden, los micrófonos de quien no tiene el turno de palabra estarán silenciados. Este fue un requisito que en su día pidió la campaña de Biden y que intentó, sin éxito, eliminar la de Harris tras tomar el testigo, ya que finalmente fue algo que benefició a Trump la noche del 27 de junio.

Al no poder llevar a cabo sus frecuentes interrupciones, que suelen pasarle factura en términos de imagen pública, a Trump se le vio mucho más comedido frente a un Biden indefenso y errático, cuya actuación acabó costándole la carrera a la Casa Blanca.

En el choque de mañana, que será el séptimo debate presidencial para Trump, no habrá público y no se permitirá a los candidatos interrogarse directamente. Además, ninguno tiene autorizado llevar notas escritas o accesorios al escenario.

Los candidatos tendrán dos minutos para responder preguntas, junto con un minuto adicional para hacer seguimiento y, al cierre, dos minutos de declaraciones finales que iniciará Harris y concluirá Trump, tras haberlo sorteado con una moneda, informó ABC News.

Es muy probable que este sea el único choque entre los dos, ya que no hay programado otro. Los candidatos a vicepresidente, el demócrata Tim Walz, gobernador de Minnesota, y el republicano JD Vance, senador de Ohio, se enfrentarán el 1 de octubre en CBS News. En las últimas horas, tanto Harris como Trump han elevado el lenguaje de sus ataques. La campaña de Harris lanzó este lunes un anuncio de televisión en el que aparecen exfuncionarios del Gobierno de Trump advirtiendo sobre los peligros de una segunda presidencia.

Entre ellos está el exvicepresidente Mike Pence, el exsecretario de Defensa Mark Esper o el exasesor de Seguridad Nacional John Bolton.

Trump ha seguido con su discurso agresivo frente a Harris y en su último mitin volvía a descalificarla por su inexperiencia, sus cambios de opinión y sus escasos logros en su vida política.

En opinión de Aaron Kall, experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Míchigan, Harris es quien más tiene que perder mañana ya que nunca ha participado en un debate presidencial. “En gran medida sigue siendo políticamente indefinida y ha evitado las entrevistas con los medios y las conferencias de prensa” desde que Biden la nombró candidata el 21 de julio, apuntó a EFE.

Trump, sin embargo, “es un orador experimentado y un excelente contragolpeador”. “Su experiencia en los medios y en la telerrealidad le permite destacar en los debates”, añade el politólogo sobre la primera gran batalla en televisión de los candidatos presidenciales, que podría ser la última.

Dos estilos contrapuestos
Trump parece tener razón, a tenor de lo desvelado el sábado por el New York Times: según el diario, Kamala Harris se ha encerrado durante cinco días en un hotel en Pittsburgh (Pensilvania, mismo estado que Filadelfia) y ha reproducido un escenario similar al del debate, con un ‘doble’ de Donald Trump que se viste y habla como él.

En contraste, Trump obedece a un estilo mucho más improvisado, aunque sus asesores le han convencido para que se siente en una mesa y aprenda a replicar a las cuestiones más difíciles, especialmente las que Harris podría hacerle sobre sus problemas judiciales, ingrato papel que desempeña el republicano de Florida Matt Gaetz. El medio Politico.com señalaba también el sábado que el círculo de Trump teme que el candidato no se centre en la política (en las supuestas carencias de Harris) sino que descienda pronto a lo personal, lo cual podría hacer en cuanto se sienta acorralado, dejando aparecer un Trump que cautiva a su público, pero que difícilmente gane apoyos entre quienes dudan.

Los micrófonos silenciados
Las reglas del debate han sido minuciosamente negociadas por los equipos de los candidatos, que han decidido mantener las condiciones del debate Biden/Trump: comparecencia sin público, tiempo medido para hablar o replicar, sin contacto con sus equipos ni en las pausas y sin notas escritas traídas de antemano.

La cuestión más delicada ha sido la de los micrófonos silenciados: aquí, el equipo de Harris ha tratado infructuosamente de dejar los micrófonos abiertos, justificándolo con el argumento de que quedarían en desventaja al imposibilitar los intercambios directos y blindar así a Trump contra las réplicas más espontáneas, según escribieron a ABC.

En cuanto a la elección de ABC como la cadena donde hacer el debate, ha resultado ser en los últimos días objeto de críticas constantes por parte de Trump, que ha descalificado su línea editorial, llegando a llamarla “la más repugnante” de las cadenas y dando a entender que está escorada contra él por supuestas amistades entre Harris y un antiguo directivo de ABC.

Trump ha llegado a asegurar que ABC no ha jugado limpio y ha provisto a Kamala Harris con las preguntas por adelantado, lo que ha sido tajantemente negado por la cadena.

Pero conforme se acerca el día, parece difícil que Trump se retire. Además, cuenta a su favor con un dominio escénico mucho más amplio que el de Harris. Lo único que puede perjudicarle es su propia personalidad y su propensión a saltarse cualquier guion.

Trump afirma ser “el único que puede evitar la Tercera Guerra Mundial”

Donald Trump, expresidente de EE.UU. y candidato presidencial republicano, afirmó que él es “el único que puede evitar la Tercera Guerra Mundial“, en un mitin político en Wisconsin, uno de los “estados péndulo” donde pueden jugarse las presidenciales de noviembre.

Trump explicó las implicaciones geopolíticas de su victoria: por un lado, repitió la idea de que “yo arreglaré lo de Ucrania“, sin especificar los detalles, y por otro, advirtió que una eventual victoria de su rival, la vicepresidenta y aspirante demócrata Kamala Harris, significaría el fin del Estado de Israel.

“Si yo no gano estas elecciones, Israel, con la camarada Kamala Harris al timón de Estados Unidos, está condenado. Israel desaparecerá en un año o dos años y ya no existirá. Mejor que yo gane o van a tener problemas como nunca los tuvieron”, explicó. Trump dijo en varias ocasiones, y hoy lo volvió a repetir, que si él hubiera estado al mando no se habrían producido ni la guerra en Ucrania ni el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre y la posterior guerra, aunque también dijo que él ya había vaticinado ambos conflictos.

Y concluyó: “Trump siempre tiene razón. Odio tener razón, pero siempre la tengo”, para añadir que también predijo la inflación galopante y los problemas migratorios que afronta el país.

El mitin del candidato republicano abundó en sus temas más recurrentes: la inseguridad, el peligro migratorio, coste de la vida y pérdida de peso de EE.UU. en el mundo, pero los mayores aplausos en Wisconsin los cosechó cuando prometió que acabaría con las medidas de ayuda o tolerancia a los transexuales, principalmente en las escuelas.

Trump se enfrenta el martes a su rival Harris en un debate presidencial en la cadena ABC que se adivina crucial para influir en la postura de muchos indecisos y al que, curiosamente, hoy el candidato no hizo casi mención.

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