¿Qué significa una guerra comercial?

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Por: Ing. Esteban Sanchez

Ante la terquedad del Presidente de EU, Donald Trump, al haber decidido imponer aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio, con la idea de defender a las industrias productoras estadunidenses. Hoy, EU es el país que más acero importa en el mundo; en 2017, ingresaron por sus fronteras cerca de 36 millones de toneladas, llevadas principalmente desde Brasil, Corea del Sur, Rusia, Turquía y Japón, que aportaron hasta el 41.5% de su consumo, y desde Canadá y México, que aportaron el 26.1 % y que hoy en día se encuentran exentos de dicha imposición arancelaria. La industria estadunidense del acero importa anualmente cerca de 110 millones de toneladas y exporta un total de 82 millones. Por su parte, y según el Departamento de Comercio del gobierno estadunidense, la industria del aluminio importa un volumen cercano a los 15 millones de tone-ladas provenientes de Canadá, Rusia y China, que representan una erogación cercana a los 14 mil millones de dólares, mientras que las exportaciones de aluminio sumaron tan sólo seis mil millones de dólares. En ambas industrias, la balanza comercial para las empresas estadunidenses se presenta con un déficit significativo, de ahí la decisión gubernamental de buscar protegerlas por medio de una guerra comercial cuyos efectos aún no son calculados en su totalidad. Hasta hoy, la guerra se ha restringido al terreno de las declaraciones. excepto con China que ya inició represalias. “Nuestras industrias de acero y aluminio han sido perjudicadas por décadas de comercio desleal y mala política con países de todo el mundo. No debemos permitir que nuestro país, compañías y trabajadores sean aprovechados por más tiempo. ¡Queremos un comercio libre, justo e ¡inteli gente!, escribió Trump en su cuenta de Twitter días después de tomada la medida arancelaria. Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, Jean- Claude Juncker, declaró que “La Unión Europea ha sido un aliado de seguridad cercano de Estados Unidos durante décadas. No nos quedaremos de brazos cruzados mientras nuestra industria es golpeada con medidas injustas que ponen en riesgo a miles de empleos europeos”. Los expertos consideran que la imposición de aranceles a las importaciones a Estados Unidos de acero y aluminio tendrá diversas consecuencias que, llevadas al extremo, podrían incluso, provocar una depresión a nivel mundial. Una de ellas afectará los precios directos al consumidor final, considerando que empresas como la automotriz, de electrodomésticos, la construcción, ferroviaria, de alimentos y bebidas, entre otras, y que utilizan intensamente estos bienes, trasladarán este incremento arancelario a los precios finales de sus productos. Esta escalada de precios provocará, sin duda, un incremento en la inflación, todavía no cuantificable y además, podría provocar cierto nivel de desabasto, ya que la industria estadunidense de ambos materiales no tiene la capacidad instalada para dar abasto a la demanda interna. Éstas serán sólo algunas de las consecuencias inmediatas de esta guerra comercial y en esta lógica proteccionista, subyace una noción supremacista que intenta recuperar la enorme hegemonía económica que por décadas tuvo Estados Unidos. Al término de la Segunda Guerra Mundial, la nación norteamericana contaba con un Producto Interno Bruto tres veces mayor que el de su competidor más fuerte, la Unión Soviética, o que la propia Gran Bretaña. Entonces, Estados Unidos se consolidaba como la economía más poderosa del planeta con un mercado interno de consumo sin precedentes en la historia de la humanidad. Eran los años del American way of life. Pero esa circunstancia histórica ya no existe. Hoy, como resultado de los procesos de desregulación económica y financiera, así como de la apertura de fronteras comerciales que los gobiernos estadunidenses han promovido en las últimas décadas en todo el planeta, desde el gobierno de Ronald Reagan hasta el más reciente de Barack Obama, el mundo entero cuenta con regiones económicas muy desarrolladas y naciones con fuertes e indisolubles vínculos comerciales. Antes de promover una guerra comercial frente a sus aliados y socios, el gobierno de Estados Unidos tendría que considerar que, ante el escenario de una guerra económica, todos pierden. Todos. Por ahora es todo; mientras tanto, ¡!!AQUÍ NO PASA NADA¡!! Para cualquier información, favor de comunicarse a: editorial@novedadesnews.com y/o tulmex@hotmail.com.

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