QUE DICE TU ADN

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Como me encantaría que los millenias se pudieran transportar a nuestros tiempos… (allá por los años 70s y 80s) para que se dieran cuenta cómo  vivíamos, lo que hacíamos… que vieran como le hacíamos todos los días para vivir o mejor dicho… para sobrevivir. Como nos educaban nuestros padres… y los maestros. Si los padres tenían que corregir algo, lo hacían a su manera, a como Dios les daba entender. Nuestros segundos padres (los maestros) hacían lo mismo. No había terapia para nadie. La terapia era el cinto de nuestro papá o si bien nos iba la chancla voladora de mamá.

¿En qué momento dejamos esas “terapias” tan efectivas?  ¿En qué momento nuestros padres dejaron que les ganáramos la batalla de la educación? ¿En que momento los maestros dejaron que les dijéramos como deberíamos de ser tratados por ellos? ¿En qué momento los hijos empezamos a ser el trabajo de los padres? Mi padre decía… llegará el momento en que en vez de decir a los hijos… cuando venga tu padre vas a ver como te va a ir… al marido, cuando llegue tu hijo… vas a ver cómo te va. ¿Cuál fue el punto de partida para que se empezara a cambiar lo que antes era bueno ahora es malo y lo que entes era malo, ahora es bueno?
¿Cuándo empezamos a ser sensibles a lo que nos dijeran?  Recuerdo que de niño tenía un problema, era tartamudo. En la escuela me decían Porky. No me gustaba el apodo, pero ¿qué podía hacer? aguantarme. Si se me ocurría reclamarles me iba peor. Y ¿qué me pasó por eso? Nada. Tenía compañeros que les iba peor y ¿qué les pasó? Nada. Hasta donde supe nadie quedó traumado, nadie se suicidó.  A las muchachas pasadas de peso se les decía gordas y no había problemas. A las delgadas se les decía flakas o esqueletos y no pasaba nada. Es más, estaba de moda una canción que se titula Bule Bule y se les dedicaba a las muchachas pasadas de peso y no pasaba nada. A los muchachos pasados de peso se les decía “ñoños” y el mundo seguía su curso normal. No había quien dijera… quiero que me llames así. No había quien dijera como quería que le dijéramos… nosotros decidíamos que apodo ponerle y san se acabó. Y si no estaba de acuerdo… sencillo, nos valía madre y más le seguíamos diciendo hasta que veíamos que era tiempo de bajarle dos rayitas a la carrilla
Ahora no se le puede decir nada a nadie… luego, luego se nos ponen al tiro y nos acusan con no sé quien, vienen y nos ponen en nuestro lugar porque podemos traumar a esa persona. Lo peor no es eso… lo peor apenas empieza. La semana pasada se dio a conocer un video de una clase en zoom, donde un alumno le dice compañera a una muchacha de su clase.
Ella empezó a llorar en plena clase porque le había dicho compañera… cuando según ella debería de llamarle compañere. Para ella, era una falta de respeto para su identidad… ¿en serio?  Esas personas que están empezando a usar el “lenguaje inclusivo” mas que nada en mi opinión muy particular tienen un problema sicológico. Nomás para que se dé una idea, pareciera que son niños chiquitos. Si no se hace lo que ellos dicen o quieren empiezan a llorar hasta conseguir lo que quieren.   Ahora que también esta circulando un video en donde un maestro de la Universidad Autónoma del Estado de México dijo… “alguien empieza con sus jaladas, sácate de aquí”, refiriéndose al video de la muchacha que lloró porque le dijeron compañera en vez de compañere. En otras palabras, dijo que en su clase no va a aceptar ese tipo de situaciones relacionadas con el lenguaje inclusivo. Estoy de acuerdo con ese maestro. El dijo que no hay más que masculino y femenino. En los animales macho y hembra… no hay neutro.
Claro que hubo quienes defendieron a la compañere… pero también quienes la criticaron. Creo que he dejado bien claro mi postura con estas cosas. No hay termino neutro… que no que no. Los que creemos en Dios sabemos que Dios los hizo hombre y mujer. Así nomás y así de sencillo. Ahora qué si usted no cree en Dios, bueno ahí le dejamos, no vamos a llegar a ningún lado. Búsquele por donde le busque… el ADN de la persona dice si es hombre o mujer por más operaciones que se haga. No va a encontrar por ningún lado el termino neutro. Los cromosomas son X y Y… y ya. No hay mezclas…por ningún lado. ¿Por qué llegué a este punto? Por la sencilla razón de que queremos hacer lo que nos de la gana y decir como se hacen las cosas cuando ya las cosas tienen su orden.
Menos del 1% de la población mundial nos quiere cambiar lo que es natural por lo normal. No manchen. Resulta que ahora nos quieren enseñar como se les dice o llama a las cosas. Faltaba mas y sobraba menos.  Quiero aclarar que lo de la compañere no sucedió en Argentina, que es en donde esto se está difundiendo como pan caliente, fue en MEXICO. ¿A dónde vamos a parar? Papá ahora es papé, mamá ahora es mamé, hijo (a) ahora es hije, niño (a) ahora es niñe… ¿puede creer semejante estupidez?
Sugerencias, comentarios y opiniones favor de hacerlos llegar a:  gammaliel@gmail.com

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