Mintió ICE al deportar a miles de padres migrantes

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Mientras ponía en “hieleras” a sus hijos para interrogarlos 

Nota Novedades News 

 

Dallas, Tx.- La política de “tolerancia cero” contra inmigrantes del gobierno del entonces presidente Donald Trump estuvo llena de medidas que violaban por igual los derechos humanos de niños como de adultos: mientras miles de padres eran deportados sin ningún tipo de juicio y sin poderse reunir con sus hijos, estos menores eran encarcelados en criminales celdas gélidas y en condiciones infrahumanas para su interrogación.

Esta muy criticada política antiinmigrante del polémico y demandado mandatario republicano negó “intencionalmente” a decenas de padres la opción de reunirse con sus hijos, luego de ser separados en los Estados Unidos.

“Confirmamos que antes del 12 de julio de 2018, los padres migrantes no tenían constantemente la oportunidad de reunirse con sus hijos antes de la expulsión”, asevera un reporte del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). “Aunque el DHS y el ICE han afirmado que los padres fueron deportados decidiendo dejar atrás a sus hijos, no existía ninguna política o proceso estándar que exigiera a los oficiales de ICE verificar, documentar o respetar las decisiones de los padres con respecto a sus hijos”.

El reporte indica que al menos 348 padres fueron separados de sus hijos sin documentar debidamente el proceso, complicando la reunificación de estas familias, lo que llevó a decenas de demandas judiciales contra ICE.

“Realizamos esta revisión porque los padres migrantes removidos alegaron que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) no les dio la oportunidad de traer a sus hijos de regreso a su país de origen, lo que contradice las afirmaciones del Departamento de Seguridad Nacional y de ICE”, advierte el reporte firmado por Tatyana Martell, la jefa inspectora.

El documento expone la ruta que los oficiales migratorios siguieron bajo la política de “cero tolerancia” del presidente Trump y enlista una de las varias irregularidades.

VICTIMAS 

SIN RETORNO 

“Los registros de ICE reflejan que, en algunos casos, los padres les dijeron a los oficiales de ICE que querían que sus hijos los acompañaran de regreso a su país de origen, pero ICE, sin embargo, deportó a los padres sin reunirlos con sus hijos”, asegura el informe. “Por lo tanto, al menos algunas de las expulsiones de padres sin sus hijos por parte de ICE fueron intencionales, y no solo incidentes involuntarios resultantes de errores humanos o registros inexactos”.

¿Qué sigue? 

Actualmente, la Fuerza de Trabajo especial creada por el gobierno del presidente Joe Biden busca reunir a unos 5,500 niños separados de sus padres, pero en algunos casos el proceso ha sido complicado, como explicó al podcast ‘El Diario sin límites’ Amari Verastegui, asistente legal de las poblaciones vulnerables en La Red Católica de Inmigración Legal (CLINIC), una de las organizaciones que ha ayudado en el proceso.

Ese grupo trabaja con 36 casos de familias separadas por la Administración Trump y estuvo al frente de al menos uno de las cuatro primeras reunificaciones, pero “cada caso es un mundo”, indicó en referencia a las complicaciones legales y migratorias.

El reporte del la oficina del Inspector General del DHS hizo dos recomendaciones a las que dará seguimiento.

“Hicimos dos recomendaciones para asegurarnos de que los documentos de ICE separaran las decisiones de los padres migrantes con respecto a sus hijos menores al ser deportados”, indica. “Desarrollamos un proceso para compartir información con los funcionarios del gobierno para contactar a los padres sobre quienes ICE carece de documentación sobre las preferencias de reunificación”.

Aumentan críticas 

La coalición Families Belong Together, que integra decenas de organizaciones civiles pro-inmigrantes, aumentó las críticas hacia la Administración Trump y ICE por deportaciones de adultos sin opciones para reunirse con sus hijos.

“La Administración de Trump no sólo separó niños de los brazos de sus padres, sino deportó a muchos a los países que estaban huyendo. Lo peor de todo es que hoy tenemos más evidencia de sus mentiras, su cinismo y su crueldad hacia los padres migrantes”, expresó Paola Luisi, directora de la coalición. “La Administración Trump tuvo el descaro de culpar a los padres por supuestamente dejar a sus hijos atrás, cuando en realidad, ellos fueron quienes mintieron y no les dieron ni la opción de ser reunificados”.

CRUELDAD 

INFANTIL 

Estados Unidos tiene un vasto sistema de centros de detención repartidos por todo el país, que albergan a más de 20.000 niños migrantes. Una investigación especial de la BBC descubrió denuncias de que mantienen las salas a bajas temperaturas, de la existencia de enfermedades, negligencia, piojos y suciedad, a través de una serie de entrevistas con niños y personal de los centros.

Era medianoche en el Río Grande, el imponente río que forma la frontera entre Texas y México, y las luces comenzaron a destellar en el lado mexicano. Se podían escuchar voces en la oscuridad. Aparecieron unas figuras, se metieron en una pequeña balsa y comenzaron a cruzar el río.

Cuando la balsa apareció en el lado estadunidense, los rostros de los migrantes se hicieron visibles. Más de la mitad de ellos eran niños. Durante marzo y abril, más de 36.000 niños cruzaron a Estados Unidos sin la compañía de un adulto. Este fue un récord en los últimos años.

Muchos niños que viajan solos emprenden su viaje con la esperanza de reunirse con uno de sus padres que ya se encuentra en EU. Más del 80% de ellos ya tiene un familiar en el país, dice el gobierno estadunidense.

El presidente Joe Biden ha abierto la frontera a los niños no acompañados que buscan asilo, flexibilizando un poco la política del expresidente Trump de rechazar a los migrantes por la covid-19.

VIAJE 

INFERNAL 

Los niños treparon por las orillas, exhaustos. Dos primos jóvenes se tomaron de la mano. Otro joven, Jordy, de 17 años, dice que había huido de Guatemala por temor a las bandas violentas que operan allí.

Pero esta noche, estaba asustado por lo que podría esperarle en los centros de detención de migrantes en EU. Dice que había escuchado historias acerca de ellos. “Nos meterán en una nevera y nos harán preguntas”, aventura.

Las llamadas “neveras”, notorias entre los migrantes, son cuartos o cubículos extremadamente fríos en las instalaciones de procesamiento de migrantes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.

HUYEN O 

MUEREN 

 

Jordy dice que se fue de su país para escapar de la violencia de las pandillas.

A Jordy le dijeron que se uniera a una fila con otros niños. Los guardias de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EU (CBP, por sus siglas en inglés) les estaban quitando los cordones de los zapatos y los cinturones a los niños, un proceso generalmente reservado para los presos para evitar que intenten quitarse la vida.

Jordy y los otros niños fueron trasladados en autobús por la noche. Debían unirse a más de 20.000 niños migrantes que están detenidos en este país, en una serie de extensos campamentos en toda la nación. Al menos 14 de estos centros son nuevos.

Defensores de los migrantes han cuestionado lo que califican como “jaulas” donde Estados Unidos pone a los niños hijos de inmigrantes indocumentados que llegan a Texas.

A fines de marzo, el CBP publicó perturbadoras imágenes que mostraban condiciones de hacinamiento dentro de una instalación particular que opera en Donna, Texas: una masa de enormes carpas blancas que se ciernen sobre la pequeña ciudad. La instalación fue diseñada para albergar a 250 personas, pero albergaba a más de 4.000 en su momento de máxima ocupación.

PELIGRA SU 

REGRESO 

Hay inmigrantes indocumentados que fueron deportados y cuyos casos se sustentaron en algún delito que hayan cometido en aquel momento, algunas de esas personas pudieron volver a los Estados Unidos en forma irregular, pero ahora enfrentan acusaciones federales por su reingreso irregular con pocas opciones de defensa.

La Corte Suprema agregó una traba más a estos no-ciudadanos, al determinar que los indocumentados no podían utilizar una deportación previa que consideraban “inadecuada” para evitar el proceso legal requerido para impugnar una deportación posterior.

El caso analizado por los jueces fue el de Refugio Palomar Santiago, quien fue deportado en 1988, tras ser detenido por manejar bajo la influencia (DUI), un delito que entonces era considerado grave.

En 2017, el inmigrante mexicano fue detenido por oficiales de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), pero esta vez enfrentó una demanda por reingreso ilegal, lo que es un delito federal, pero para ese momento el DUI ya no era considerado un delito grave.

La defensa de Palomar Santiago pretendía desestimar la primera deportación, bajo el argumento de que la falta por DUI fue recategorizada.

La batalla legal rindió ciertos frutos, ya que el Tribunal de Distrito concedió la moción de desestimación y el Noveno Circuito la ratificó, pero los jueces del Máximo Tribunal consideran que esa decisión es incorrecta.

Según la opinión de la jueza Sonia Sotomayor, el Tribunal de Apelaciones debió contemplar las tres condicionantes establecidas en la Ley Nacional de Inmigración (INA) en estos casos, para desestimar una decisión en contra de una persona.

“El estatuto que penaliza el reingreso ilegal establece que una impugnación colateral de la orden de deportación subyacente puede proceder sólo si el no-ciudadano primero demuestra que (1) ‘se agotaron los recursos administrativos que pudieran haber estado disponibles’, (2) ‘no se tuvo la oportunidad de revisión judicial’ y (3) ‘la presentación de la orden fue fundamentalmente injusta’“, dice la opinión.

La jueza apunta que la reclasificación del delito no exime al inmigrante de cumplir los tres requisitos y destaca que el Noveno Circuito solamente consideró dos de las condicionantes para tomar su decisión.

PIDE INCLUIR A 

LATINOAMERICA 

Entre tantas diferencias que la política hacia América Latina del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene con la de su antecesor Donald Trump, asoma una semejanza: la migración es prioridad.

El objetivo de EU sigue siendo reducir el flujo irregular de personas que entran al país; Trump lo intentó con amenazas y medidas severas, Biden promete abordar las causas de la emigración en Centroamérica, como la pobreza, la violencia o la corrupción.

Pero algunos analistas observan que Washington carece todavía de una estrategia más amplia hacia su vecindario del sur, que incluya iniciativas económicas, comerciales o incluso sanitarias ante la pandemia de covid-19.

En este contexto, Richard Feinberg, un profesor de política económica internacional en la Universidad de California San Diego, lanza una idea audaz: que EU incluya a los países de la cuenca del Caribe en su plan económico doméstico.

Esto significaría sumar desde México hasta Centroamérica y Colombia a las iniciativas de Biden para mejorar la infraestructura, digitalización, enseñanza y entrenamiento laboral de EU, explica en una entrevista Feinberg, quien dirigió los asuntos interamericanos en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca durante el gobierno de Bill Clinton (1993- 1996).

Lo que sigue es una síntesis de la charla, traducida y editada para mayor claridad, con este experto que también trabajó en los departamentos de Estado y Tesoro de EU y recientemente publicó su propuesta en el Centro Wilson de Washington:

Su propuesta probablemente refleja la idea de que algo debe cambiar en la forma como EU ve a América Latina…

El gobierno de Biden apenas está comenzando. El problema es que a la región no le está yendo lo suficientemente bien.

No soy de los que dicen que todos los problemas de América Latina se deben al fracaso de la política exterior de EU. Los países deben asumir la responsabilidad de sus propias historias.

BIDEN: 

RESPUESTAS 

Joe Biden ha renovado la agenda doméstica de EU con una serie de iniciativas desde que llegó a la Casa Blanca.

Ahora bien, Estados Unidos tiene interés, como cualquier gran potencia, en países de su exterior cercano.

Europa occidental se ocupa de Europa del este, China del sudeste asiático, en el sentido de que ven que sus destinos están inevitablemente entrelazados por la geopolítica. Eso redunda en el interés de las grandes potencias en promover la prosperidad económica y estabilidad política.

Lo que recomiendo es una serie de políticas que fomenten el trabajo con países de Centroamérica y el Caribe, tanto de interés de EU como de la región: más crecimiento económico distribuido más equitativamente e instituciones más fuertes, vibrantes y democráticas.

¿No está haciendo eso EE.UU.? 

El gobierno de Biden apenas lleva poco más de 100 días, es muy pronto.

Lo que ha sugerido es un programa de asistencia exterior más o menos tradicional a los países del Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) de unos $4,000 millones de dólares en cuatro años. Por supuesto, tienen que definir qué es lo que van a pedir y pasar por el Congreso.

El gobierno de Biden está de acuerdo con muchos análisis académicos que dicen que el principal problema en el Triángulo del Norte y en otros países en desarrollo tiene que ver con la calidad del gobierno: no representa bien la población, las instituciones son débiles, no pueden implementar políticas y una gran cantidad de dinero desaparece en los bolsillos de funcionarios y políticos corruptos.

El gobierno de Biden quiere centrarse más en esos problemas.

Yo podría estar de acuerdo, pero no creo que eso sea suficiente dada la profundidad de los problemas que vemos en algunos de los países de la región.

Entonces, sugiero un enfoque completamente diferente.

PUEBLOS 

DESCONTENTOS 

El descontento con algunos gobiernos de Centroamérica se manifestó en recientes protestas.

La administración Biden está lanzando toda una serie de iniciativas extremadamente ambiciosas en la economía y la sociedad doméstica.

Pero el análisis que hace el gobierno de Biden es muy similar al que se puede hacer en la cuenca del Caribe: hay problemas de infraestructura, digitalización, capacitación laboral, salud, educación y también violencia urbana.

Son problemas que se ven tanto en EU como en los países de la cuenca del Caribe.

¿Y qué propone? 

Lo que propongo es que el gobierno tome muchos de los programas que se están diseñando principalmente para la economía doméstica y los extienda por toda la cuenca del Caribe.

Por ejemplo, el gobierno ya ha dicho que muchos programas que tienen que ver con el cambio climático y las energías limpias también deberían aplicarse a la cuenca del Caribe, para tratar de alejar a los países de los hidrocarburos, invertir más en fuentes de energía limpia.

Eso también es cierto para la digitalización. Centroamérica y el Caribe han avanzado drásticamente en términos de acceso a internet, pero queda mucho camino por recorrer a menudo en pueblos más pequeños de las zonas rurales, como pasa en EU.

De manera similar en infraestructura: carreteras, puertos, aeropuertos… Tal como estamos haciendo en EU, podríamos ayudar a financiar proyectos en Centroamérica y el Caribe.

POZOS EN 

CALLES 

Biden ha propuesto aumentar el gasto público para mejorar la infraestructura y generar empleo en EU.

En última instancia, se necesita inversión y crecimiento para respaldar buenos programas sociales y el gasto del sector público.

El gobierno ha abogado por centros de innovación o centros de tecnología que ayudaría a financiar en Estados Unidos. Y esto está relacionado con el tema de las cadenas de suministro: las corporaciones estadunidenses se han vuelto muy globales en sus políticas de abastecimiento.

Muchas de las empresas estadunidenses han ubicado sus instalaciones de producción en Asia, particularmente en China. Descubrimos a lo largo de los años que eso creaba ciertas vulnerabilidades.

La administración Biden dice que le gustaría ver trasladar algunas de esas cadenas de suministro desde Asia a EU. Pero en la mayoría de los casos eso no sucedería porque no somos competitivos a nivel de costos en ciertas líneas de producción.

Lo que planteo es que algunos de estos centros también pueden estar ubicados en Centroamérica y el Caribe, y que EU puede ayudar a financiar la infraestructura, trabajando con bancos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, así como con inversionistas del sector privado, tanto internacionales como nacionales, para poner en funcionamiento esos centros.

Eso crearía muchos más puestos de trabajo en la región, para entrelazar su economía con la de EU.

Los anteriores son algunos de los puntos que propone el experto para mejorar las condiciones económica y de vida de Latinoamérica, con lo que se podría limitar la inmigración ilegal al país más poderoso del mundo.

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