Los dardos de Greta y los jóvenes climáticos

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Por: Ing. Esteban Sánchez
¡Cuidado! Si el presente está siendo devastado por los impactos de la crisis climática, el futuro
para sus hijos y sus nietos será desolador. Muchas décadas se han perdido para atacar la raíz
del problema y, por como vamos, las oportunidades para ponerlos y ponernos a salvo se
diluirán y se perderán como lo hacen los hielos, otrora perennes, al fusionarse con las aguas de
los mares. Sí. El cambio climático es la problemática más desafiante de nuestro tiempo y
compete a toda la humanidad hacer algo para evitar que siga creciendo. No podemos ni
debemos seguir como si no hubiera una emergencia. Aunque haya negacionistas y escépticos,
se trata de un asunto de vida o muerte.
Lo es porque ya cruzamos el umbral de 1 grado centígrado y eso se traduce en golpes brutales
a los sistemas naturales y, por supuesto, a las personas, sus bienes y medios de subsistencia.
De seguir la tendencia, la temperatura será más caliente y superar los 1.5 grados centígrados
desencadenará catástrofes nunca antes vistas. Por desgracia, los más afectados seguirán siendo
los más pobres y los más vulnerables. No es una exageración. Con ese grado de más que
llevamos, el clima no sólo es inestable, también está cambiando la vida en la Tierra. Sequías
prolongadas, tierras áridas, falta de alimento, incendios e inundaciones que, día a día, empujan
a poblaciones enteras a dejar sus terruños en busca de aquello perdido. El futuro nos alcanzó y
tiempo no queda mucho. Por ello es de aplaudir que las juventudes del mundo ansíen ser parte
de la lucha contra la crisis climática para detonar un cambio de paradigma.
Niños y jóvenes han demostrado genuino interés al unirse a Greta Thunberg, la activista sueca
de 16 años, en su huelga climática de los viernes por el futuro, porque, precisamente, su futuro
está comprometido. Loable la organización que han mostrado esos miles y miles de jóvenes
haciendo uso de las redes sociales para convocar a otros jóvenes en distintas partes del
mundo. Tan sólo el viernes pasado, más de cuatro millones de niños y jóvenes tomaron las
calles de cientos de ciudades alrededor del mundo. Salieron, entusiastas, en orden y con sus
pancartas, a exigir a los gobiernos, empresas e industrias acciones profundas y políticas
transformadoras contra la crisis climática.
Ese número de jóvenes puede que sea mucho o a lo mejor es muy poco en un océano de más
de siete mil millones que habitamos la Tierra. Lo cierto es que las huelgas climáticas de los
viernes por el futuro son esperanzadoras y los adultos tenemos una cuenta que saldar con
ellos. Pagarla sería unirnos, respetar la naturaleza y dejar los hábitos depredadores. Ojalá que
estos niños y jóvenes no claudiquen ni se den por vencidos ante la indiferencia adulta. Esos
bríos y candidez es lo que el mundo necesita. Esa tenacidad, mezcla de enfado e ilusión, es lo
que ha demostrado Greta cada viernes de huelga y en los eventos de alto nivel en los que ha
participado.
Thunberg embistió con ímpetu a los líderes mundiales. Poderoso y provocador fue su discurso
de poco más de cuatro minutos. Con voz de enojo, a ratos quebradiza, lanzó, dardo tras dardo,
con frases duras y certeras. Sin medias tintas.
En la inauguración de la Cumbre Climática de Naciones Unidas llamó traidores e inmaduros a
los jefes de Estado y de gobierno y a otros representantes ahí reunidos. Al inicio de su discurso
recriminó que ella no debería estar ahí hablando en nombre de los jóvenes, sino que debería
estar en la escuela, al otro lado del océano. “Todo esto está mal… Sin embargo, ¿ustedes
vienen a nosotros, los jóvenes, en busca de esperanza? ¿Cómo se atreven?… Nos están
fallando. Pero los jóvenes estamos empezando a entender su traición. Los ojos de todas las
generaciones futuras están sobre ustedes. Y si eligen fallarnos, nunca los perdonaremos”.
A mucha gente quizá no le guste cómo actúa Thunberg. Algunos creen que debería estar en la
escuela estudiando y no hacer mitotes. Otros tantos no se cansan de señalar que detrás de ella
hay intereses “oscuros” que la patrocinan. Pero aquí una pregunta para ellos, para todos:
¿quién ha tenido el valor de dejar sus actividades cotidianas para salir y manifestarse por la
ausencia de acciones climáticas contundentes? Esta niña es valiente y congruente, vergüenza
debería darles a aquellos que sólo señalan con el dedo sin siquiera tomar conciencia sobre la
forma en la que viven, consumen y contaminan.
EL FUTURO, POR AHORA, SE VE HOSTIL E INHÓSPITO PARA SUS HIJOS Y SUS NIETOS. ¿ESO ES LO
QUE QUIEREN?
Por ahora es todo; mientras tanto, ¡!! AQUÍ SI PASA Y MUCHO ¡!! Para cualquier información,
favor de comunicarse a :
editorial@novedadesnews.com
y/o
tulmex@hotmail.com

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