La cuarta T. arrasando con AMLO

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Por: Ing. Esteban Sánchez
El acuerdo presidencial se mantiene sólido. Andrés Manuel López Obrador hiló cinco meses
consecutivos de estabilidad, con 68 por ciento de aprobación ciudadana, en la encuesta
mensual que publica El Financiero. Pero además de sentirse satisfecho, López Obrador
probablemente ve un consenso revigorizado, al revertir tendencias a la baja que se venían
observando en sus atributos y políticas en los meses anteriores. Todo subió en esta nueva
encuesta publicada el lunes: su honestidad, su liderazgo, su credibilidad. Incluso, hasta que una
mayoría sienta que la seguridad va mejorando, que su lucha contra la corrupción va en camino
ascendente y que la economía está bien. La estrategia de comunicación política a través de
las mañaneras va funcionando.
Al mismo tiempo, sin embargo, la brecha entre sus gobernados se está ensanchando. La
sociedad que invierte, que mueve la economía, la que provee los equilibrios, la que le ayuda a
reducir la opacidad y permite que lo califiquen en el extranjero de buen gobierno, que con los
contrapesos que colocan permite que la gestión sea más eficiente, está bajo acoso y ataque
permanente por parte de López Obrador, embarcado en un proceso de desinstitucionalización,
no para desaparecerlas, como en un principio parecía ser su agenda, sino para colocar a sus
incondicionales dentro de sus órganos de dirección para influir en ellos y que no dificulten el
cambio que desea.
La renuncia de Eduardo Medina Mora, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, le
permitirá presentar una terna con tres personas que respondan a su proyecto. Próximamente
enviará sus propuestas para el relevo en la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos. Recientemente hizo lo mismo en el Consejo Regulador de Energía y está cambiando
a los consejeros independientes de Pemex. A través de los instrumentos democráticos que se
fueron construyendo en el último cuarto de siglo, está mediatizándolos. El Presidente está
tomando el control de los pilares del Estado, como el Congreso, y la Suprema Corte, cuyo
presidente, Arturo Zaldívar, luce crecientemente subordinado a López Obrador.
El Presidente tiene en esto el mejor de los mundos. Alto consenso ciudadano para lo que
quiera hacer, con un mandato poderoso. Contra sus enemigos utiliza la
mañanera para
señalarlos, utilizando como fuerte arma política al SAT y a la Unidad de Inteligencia Financiera,
que suelen acusar públicamente . Está el último caso de Medina Mora, que hace dos semanas
no tenía entre sus planes renunciar a la Corte, y que fue ablandado la semana pasada cuando
la UIF congeló las cuentas de varios de sus hermanos, como parte de su investigación por el
presunto delito de lavado de dinero y enriquecimiento La encuesta de El Financiero revela que
el discurso del Presidente, y la propaganda recuperaron energía y están penetrando
eficientemente entre la población. Ello le da espacio de maniobra y le reduce presiones. López
Obrador tuvo éxito en el último mes, si uno ve los resultados del estudio demoscópico, en la
administración de las expectativas, que es como un gobernante tiene que caminar durante su
gestión. Levantó esperanzas sobre el combate a la corrupción, a partir, probablemente, de las
acciones contra la exsecretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, que a su vez llenaron el
imaginario colectivo –expresado a través de la prensa política– para que el expresidente
Enrique Peña Nieto sea sometido a juicio. Mejoró sustantivamente (8 por ciento) la percepción
sobre el combate a la delincuencia, sin hacer nada salvo manejar el discurso de la contención.
De la misma manera, sin tampoco hacer nada visible, el respaldo a la Guardia Nacional creció
cinco puntos, de 62 a 67 por ciento, y sus negativos cayeron seis, de 22 a 16.
Las mañaneras, que han sido criticadas ampliamente en los medios, mostraron un nuevo
apoyo para López Obrador. Entre agosto y septiembre, según la encuesta, repuntó 5 por ciento
el apoyo nacional a ese modelo de comunicación, colocándolo en una aprobación de 59 por
ciento, un nivel que no había tenido desde febrero, cuando estuvo en 69 por ciento. Los
negativos de las mañaneras también se redujeron significativamente, de 21 a 16 por ciento,
casi igual que lo que tuvo de febrero a mayo. Es decir, el Presidente no se desgastó, pese a que
en las últimas semanas se ha equivocado con informaciones abiertamente falsas.
Los mexicanos, siguiendo con los datos de El Financiero, le están perdonando todo a López
Obrador. El discurso, por tanto, está teniendo impacto y éxito. Sin embargo, como él mismo
admite en privado, la aprobación no será para siempre, y suele repetirlo entre sus
colaboradores para que no se dejen engañar por la magia efímera de la demoscopia. La
administración de expectativas que le funciona se sostiene en temas económicos de bolsillo,
donde el incremento al salario mínimo, el diferencial de tasas de interés, la transferencia
directa de recursos en sus programas sociales y las remesas, neutralizan las preocupaciones en
otros campos, como el de la seguridad y el empleo formal.
El problema de lo bien que lo hizo en el último mes es, paradójicamente, su principal riesgo.
Las expectativas pueden administrarse hasta el momento que se tienen que entregar
resultados, particularmente económicos. No puede alterarse el ingreso y el dinero en el
bolsillo. Si López Obrador puede torear desafíos como las guerras comerciales del presidente
Donald Trump, o que no se apruebe el acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, o que
haya una baja calificación para Pemex, mantendrá el apoyo de 7 de cada 10 mexicanos. ¿Es
probable? Sí.
Por ahora es todo; mientras tanto, ¡!! AQUÍ NO PASA NADA ¡!! Para cualquier información,
favor de comunicarse a:
editorial@novedadesnews.com
y/o
tulmex@hotmail.com

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