Esta muy concentrado que no se dio cuenta cuando llegaron los dueños de la casa y encienden la luz y lo “agarran con las manos en la masa”, que más bien sería en las joyas.
Con una rapidez (digna de los pistoleros del oeste), el ladrón saca una pistola y amenaza a los dueños de la casa. Los mira fijamente y fríamente les pide que se arrodillen porque los va a matar.
-No me gusta que nadie vea mi cara, porque no dejando huella nadie me puede atrapar. Así que vale más que vayan encomendando su alma a Dios porque no voy a tener misericordia de ustedes.
-Por favor no nos mate, llévese todo lo que quiera, le prometemos que no daremos aviso a la policía, pero no nos mate- le dice la señora al ladrón.
El ladrón se le queda viendo a la señora y le pregunta su nombre.
-Me llamo Wendolyn, señor. Por favor no me mate.
-¿Se llama Wendolyn? No puede ser. Se llama igual que mi sacro santa madre que en gloria este. No puedo matarla porque estoy más que seguro que mi madre no me perdonaría nunca. Pero a usted si lo voy a matar… ¿como se llama?- le pregunta al marido.
-Me llamo Jorge… pero todos mis amigos me dicen Wendolyn- le responde el hombre con una voz muy delicada.
Tiene 156 años trabajando ininterrumpidamente los 365 días del año, los doce meses, las 52 semanas las 24 horas del día, los 60 minutos de cada hora y los 60 segundos de cada minuto. Justo es que se descomponga y ahora empiece a “chochear”. Me estoy refiriendo al Big Ben, el reloj más famoso del mundo que se encuentra en Inglaterra.
Resulta que se ha acelerado 6 segundos. Conociendo las costumbres de los ingleses que son los más puntuales en el mundo… pues les está doliendo que el símbolo de su país les empiece a fallar en lo que más les duele… el tiempo.
Los relojeros han puesto unas monedas a los péndulos para que no se acelere, pero ni aun así han logrado que no se acelere.
Creo tener la solución, solo que será muy costosa. Es más, inclusive hasta se va a atrasar… se los aseguro.
Lleven al Big Ben a México y verán que milagrosamente no solo se va a retazar segundos, sino minutos y hasta horas… se los garantizo.
Es que tanta exactitud no puede caber en el Big Ben… pero en todo México sí.

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Dicen que los alemanes se ríen tres veces cuando le cuentas un chiste.
Primero, se ríen cuando se lo cuentas.
Segundo, se ríen cuando lo entienden.
Tercero, se ríen cuando lo recuerdan.
Los ingleses se ríen solamente dos veces.
Primero, cuando se lo cuentas.
Segundo, cuando lo recuerdan. No lo entienden.
Pero los mexicanos… son cosa de otro mundo.
Se ríen solo una vez.
Se ríen cuando se lo estas contando… porque ya se lo saben. Y luego te dicen que lo estas contando mal.
Que conste que el tema del cual quiero hablar hoy… soy un neófito de primera. No sé nada. Lo que voy a decir es sin experiencia… imaginándome nomas lo que creo, lo que pienso… en otras palabras NADA. Dicen que en el transcurso de esta “pandemia” (así entre comillas porque no lo es) supuestamente aumentó el cibersexo. Supuestamente en este año pasado la gente entendió como podemos usar la tecnología y la realidad virtual de formas emocionantes y ampliadas… dice Angelina Aleksandrovich experta en ciber sexo. ¿Van a venir a decirme que hay algo parecido a estar con la pareja? No no no no. Con el solo hecho de que me vayan a poner alambres por todo mi cuerpo, un dispositivo para la cabeza y unos cables para las manos y todo esto para que sea “muy realista” la experiencia… creo que ya caminé. Supuestamente los olores van incluidos en este paquete. Los olores están en un collar que se coloca en el cuello. La experiencia involucra estimuladores hepáticos colocados sobre las zonas erógenas.
Hay que incluir ropa interior robótica blanda. ¿Todo esto para tener ciber sexo? Ni madres. Mejor me quedo con las ganas.
Sugerencias, comentarios y opiniones favor de hacerlos llegar a: gammaliel9.10@gmail.com