Adiós a la recesión: ¿iniciara la recuperación?

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La recesión económica ha terminado, en el mundo y en México. En los países desarrollados los colosales incentivos fiscales y monetarios amortiguaron la recesión y están alimentando la recuperación más vigorosa de las últimas cuatro décadas. México, por su geografía y el T-MEC, está condenado a ser tirado por la recuperación económica de Estados Unidos y, cuando en junio comiencen a salir las cifras de abril, veremos datos espectaculares. ¿Qué podría detener esta recuperación? Revisamos aquí algunos de esos factores.
Rumbo al final del verano, Estados Unidos, con un ritmo diario de vacunación cercano a los cuatro millones de dosis aplicadas, podría estar muy cerca de lograr la inmunidad social contra covid. De lograrlo, no sería extraño que los eventos masivos y las escuelas se reanudaran en el otoño y algo parecido a la normalidad prevaleciera en el último trimestre del año. En ese escenario, la demanda de los consumidores y de las empresas estadunidenses será fortísima, pues ambos incrementaron sus ahorros y recibieron subsidios durante la pandemia. Tantos meses de consumo contenido se conjuntarán para producir una explosión de gasto inusitado en el corto y mediano plazo. De concretarse esta previsión, EU requerirá que su principal socio comercial lo provea de los bienes y servicios que demandará. A México no le quedará opción, será jalado por la expansión económica estadunidense, independientemente del estatus sanitario de su población. China ya no será para EU el socio que era antes de la pandemia y Canadá es un complemento de México. La expansión estadunidense trasminará hacia México con mucha fuerza.¿Qué podría arruinar esta fiesta? El primer factor de riesgo para la recuperación es el mismo que nos hundió en la recesión. Si las vacunas funcionan sólo a corto plazo, si no son efectivas contra las mutaciones del virus, si no hay suficientes para cubrir a la mayoría de la población mundial de aquí al año siguiente, si existen secuelas de largo plazo entre los contagiados, etc. Es decir, si no se logra controlar la pandemia de tal forma que la reapertura económica se mantenga, la recuperación económica en ciernes podría interrumpirse. El segundo factor de riesgo, irónicamente, es que a la recuperación se le pase la mano. Que sea tan vigorosa que desate un brote inflacionario que obligue a las autoridades monetarias y fiscales a enfriarla para evitar una escalada de precios fuera de control. Al respecto, el debate entre los economistas y los inversionistas es muy interesante: divididos entre quienes apuestan a que la holgura de capacidad es tal que no hay nada que temer al respecto, y los que advierten que la liquidez inyectada disparará a la inflación, estamos ante la bifurcación inflacionaria más crítica de los últimos cuarenta años.

El tercer factor de riesgo es la ruta de salida de la voluptuosa expansión de liquidez que tuvo que ser inyectada en los países desarrollados para evitar un colapso económico con implicaciones estructurales. Es decir: ¿cómo se van a pagar las abultadas deudas provocadas por los déficits fiscales disparados por el gasto público pandémico? ¿Cuándo, cómo y cuánto subirán las tasas de interés de referencia de los bancos centrales del mundo luego de que se forzaron a hundirlas a niveles mínimos históricos al inundar de liquidez los mercados financieros?¿Cuándo, cómo y cuánto subirán los impuestos por parte de los gobiernos para poder sufragar los desbordados déficits que tuvieron que incurrir para tratar de que miles de millones de personas nos quedáramos en casa el mayor tiempo posible y amortiguar, así, la propagación de la pandemia? El regreso a la normalidad social implicará el regresar a la normalidad económica. No es normal que miles de millones de personas vivan encuevadas en sus hogares. No es normal que las tasas de interés nominales sean de cero, que las tasas reales sean negativas. No es normal que en un año los déficits crezcan en quince puntos porcentuales del PIB o que millones de personas vivan de subsidios. La normalidad económica debe regresar, y el cómo, cuándo y cuánto podrían afectar la potencia de la recuperación económica en curso.
Si Banxico y los bancos centrales suben sus tasas de interés antes de tiempo, si los subsidios se interrumpen antes que el empleo se sostenga por sí solo, si la liquidez se retira antes que los bancos tengan una cartera de crédito sólida, si se busca revertir los déficits antes que la demanda agregada se haya recuperado, etcétera. Si hay una mala calibración en el regreso a la normalidad financiera y fiscal, la recuperación económica podría tropezarse.
Por ahora es todo; mientras tanto,  ¡!! AQUÍ NO PASA NADA ¡!! Para cualquier información, favor de comunicarse a : editorial@novedadesnews.com  y/o  tulmex@hotmail.com

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