A menos de dos meses las elecciones

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Por Ing. Esteban Sánchez

A menos de dos meses para la cita del 3 de noviembre entre Trump y Biden, no hay ganador claro ni contundente. Los números se cierran de forma preocupante para el campo demócrata, y los sectores más conservadores en apoyo a Trump repuntan, incluso en estados donde el desempeño por la pandemia ha sido desastroso. Los 8 o 10 puntos que Biden apuntaba como ventaja definida en muchos estados, se mantienen hoy como ventaja relativa, mientras que en los estados clave –columpio– donde según todos los expertos se inclinará la balanza definitiva para el Colegio Electoral, hay empates técnicos o ventajas simbólicas cercanas a los márgenes de error de las encuestas. Esos son Wisconsin (Biden 51–Trump 46), Michigan (Biden 47-Trump 44), Florida (Biden 46–Trump 49), y Ohio (Biden 47–Trump 44).

Con todo, el promedio general en las elecciones sigue considerando a Biden como favorito, aunque Trump repuntó después de la Convención Republicana. Biden está concentrado en unificar a la diversa y plural base electoral demócrata, a las minorías, a los sindicatos, a los grupos de profesionistas urbanos liberales que rechazan el conservadurismo rampante de Trump. El riesgo es que a todos les dice palabras suaves y conciliadoras, con el afán de evitar una fractura en las filas de su partido, pero eso ha restringido el debate al interior de los demócratas, lo que proyecta una imagen demasiado complaciente.

Trump, por su parte, está enfocado en lograr una vacuna, o por lo menos el anuncio de alguna muy cercana a su aplicación, antes de las elecciones. Todo epidemiólogo coincide en que resulta imposible contar con una vacuna eficaz y de uso comprobado en tan poco tiempo. Pero el Presidente presiona y hace propaganda al respecto. A pesar de la ventaja, nadie puede dar por descontado a un Trump muy competitivo. Lo cierto es que su peor enemigo es él mismo, porque todas las semanas se mete en problemas por declaraciones, tuits o imprudencias propias de su explosiva y destructiva personalidad. La última fue el insulto y demérito de las Fuerzas Armadas, al considerar a los veteranos heridos o prisioneros en alguna guerra como “perdedores” y fracasados. Esto ofendió gravemente a las Fuerzas Armadas que, en buena medida, son republicanos de corazón. Después de la injuriosa afirmación que el mismo presidente trató de matizar, seguramente su apoyo entre el sector de veteranos y militares en activo se verá disminuido.

Pero sus mayores éxitos son la contención casi absoluta de la inmigración toda, legal o ilegal, al cerrar la frontera por la pandemia, y al contar con el vergonzoso servicio que el gobierno mexicano le brinda al contener –a un elevadísimo costo de militares y gastos en la frontera sur- a miles de centroamericanos. Y el segundo éxito indudable es el boom económico producido por su reforma fiscal. Los americanos tuvieron más dinero en sus bolsillos en estos tres años, gracias a la reducción de impuestos que Trump impulsó. Hay docenas de argumentos en contra, como el crecimiento del déficit o la desigualdad social de dichas reducciones, pero a Trump no le importa. Él no es presidente de todos o para todos los estadounidenses. Detesta a las minorías, desprecia a los afroamericanos, a los asiáticos o a los hispanos, tiene un pensamiento de supremacista blanco inocultable.

El problema es que hay muchos estadounidenses que comparten ese pensamiento y ese sentimiento hostil hacia las minorías. Vendrán ahora las discusiones de los dineros, el alcance de sus presupuestos para llegar hasta el final y el origen del financiamiento. Trump ya trae un escándalo al respecto además de que gastó ampliamente en promover la reducción de la ventaja por parte de Biden. A 55 días de los comicios, hay batalla que librar y estados por conquistar, en plazas extremadamente divididas.

Hasta ahí parecería un año electoral competitivo, feroz, muy cerrado. Lamentablemente hay agravantes por la manipulación del presidente y su ataque constante al sistema electoral, enviando mensajes de confusión, fraude, de descrédito al voto por correo, y mil trampas más para permanecer en la Casa Blanca. Ahí está el enorme riesgo de estas elecciones, que un presidente actúe fuera de la ley para ‘torcer’ el proceso, manipular el resultado y negarse a abandonar el cargo. Como nunca se debate hoy en Estados Unidos la posibilidad de un fraude. Por ello, la ventaja de Biden tiene que ser aplastante. Más de 5 puntos en el conteo final del Colegio electoral. Que el resultado sea tan apabullante que nadie pueda dudarlo y Trump se vea forzado a aceptarlo. Con los números de hoy, se ve complicado.

Por ahora es todo; mientras tanto, ¡!! AQUÍ NO PASA NADA ¡!! Para cualquier información, favor de comunicarse a: editorial@novedadesnews.com  y/o  tulmex@hotmail.com

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